El pasado 7 de mayo, Xi Jinping aterrizó en Belgrado. Esta fue su segunda visita desde 2016. A diferencia de la primera, esta vez la llegada estuvo cargada de simbolismo.
Yugoslavia tuvo mucha influencia en China. Por un lado, fue ejemplo de un intento de construir un camino de desarrollo propio, independiente de la URSS y EEUU.
Por otro lado, las películas yugoslavas influyeron en toda una generación de chinos. De hecho, en esta visita, Xi compartió que la película yugoslava El puente y la canción Bella Ciao, que se escucha en la película, fueron parte de sus memorias más felices de su juventud.
Sin embargo, fue el 7 de mayo de 1999 cuando ambos países se hermanaron para siempre. Durante el salvaje bombardeo a Yugoslavia, las bombas de la OTAN también cayeron sobre la embajada china en Belgrado. En palabras de Xi, “la amistad de ambos países se forjó con la sangre de nuestros compatriotas”.
La noche del bombardeo
Aquel 7 de mayo, las bombas cayeron sobre la embajada china matando a tres periodistas que se hospedaban ahí mientras cubrían el bombardeo. Fueron Shao Yunhuan (profesional de Xinhua); Xu Xinghu y Zhu Ying (Guangming Daily).
El esposo de Shao, Cao Rongfei, quedó ciego en el ataque.
Además de ellos, otras 20 personas quedaron heridas, algunas de gravedad y que fueron repatriadas a China en estado de coma. El embajador se salvó sólo porque la bomba que atravesó el techo de su residencia no explotó.
Esto provocó una de las mayores crisis diplomáticas entre EEUU y China. Los estadounidenses dijeron que fue un error, que el objetivo era la agencia estatal yugoslava encargada de importación de armas, que quedaba a 350 metros de la embajada, y que habían usado un mapa equivocado.
En China nadie lo creyó. El Gobierno rechazó la explicación; mientras que el pueblo chino salió masivamente a las calles, en varias ciudades, a protestar. El ataque se sintió como un rezago del llamado Siglo de Humillación. Los manifestantes llegaron a las sedes diplomáticas de EEUU y las atacaron.
A pesar de la furia de la población, el Gobierno chino no respondió. En la década de los noventa, Pekín había priorizado el desarrollo industrial y sacrificado el militar. En 1997, el gasto militar fue poco más del 1% del PIB.
Interrumpir el proceso en el que estaban para confrontar a EEUU en el pico del período unipolar era un sinsentido; sin embargo fue un despertar para Pekín que volvió a dar prioridad al desarrollo militar.
La crisis terminó con una compensación de 28 millones de dólares para el Gobierno chino, de los cuales tuvo que devolver tres por los daños a las sedes diplomáticas. Además EEUU compensó con 4,5 millones de dólares a cada una de las familias de los asesinados y heridos.
No obstante, los chinos no olvidaron. Todos los años se conmemora este crimen y todo aquel que va de visita a Serbia hace una parada en el memorial construido, el cual se ha convertido, además, en un símbolo de la hermandad entre serbios y chinos.
Las ruinas de la embajada fueron remodeladas para convertirlas en un centro cultural para aprender el idioma y diferentes aspectos de la cultura tradicional china. Asimismo, a la plaza del frente se le cambió el nombre a Plaza de la Amistad Sino-Serbia.
La consolidación de la amistad
Con los años, China y Serbia se han apoyado tanto en momentos de crisis como en espacios internacionales. Ambos países mantienen disputas territoriales producto de la interferencia estadounidense y esa defensa de la soberanía territorial también ha contribuido a fortalecer la relación.
Sin embargo, en 2016 empezó el salto cualitativo. Serbia fue el primer país europeo en firmar una alianza estratégica integral, uno de los niveles más altos de la diplomacia china.
En aquel momento, el comercio entre ambos países era de menos de 600 millones de dólares. En 2023, fue de 6.000 millones de dólares. Serbia, además, fue el primer país europeo que compró trenes y sistemas de defensa chinos.
En 2016, la empresa china Zijin invirtió en la planta de acero del grupo HBIS en la ciudad de Smederevo. La empresa nacional llevaba años con deudas y estaba camino a cerrar. La inversión china permitió rescatarla y salvar miles de puestos de trabajo ya que incorporaron a todos los trabajadores. Hoy Serbia vuelve a exportar acero.
En 2017, Serbia se adscribió a la Franja y la Ruta. La vía ferroviaria Belgrado-Budapest es uno de los proyectos emblema de la iniciativa. Se planea extender el proyecto a Macedonia y Grecia para conectar la península de los Balcanes.
Durante la pandemia del Covid-19, desde Pekín iniciaron la Franja y la Ruta de la salud enviando vacunas y especialistas con experiencia en el combate al virus. El primer país que los recibió fue Serbia. La misión de especialistas llegó por dos semanas y se quedó dos meses.
En 2023, China fue el país que más invirtió en Serbia y su segundo socio comercial, después de la Unión Europea.
Los avances en esta última visita
Como es costumbre, Xi publicó un artículo en la prensa local en el que explican los motivos de su visita. En su texto dijo que esperaba “renovar su amistad, explorar nuevas formas de cooperación y darle dinamismo a la inquebrantable amistad entre China y Serbia”.
Ambas partes discutieron la “construcción de una comunidad sino-serbia con futuro compartido”. De este modo, Serbia se convierte en el primer país europeo en entablar este vínculo que ya tienen países como Laos, Pakistán y Tailandia.
Esto se traduce en acuerdos para dinamizar la alianza estratégica integral y han ratificado el Tratado de Libre Comercio firmado el año pasado, que entra en vigor el 1 de julio.
Además de lo económico, se van a fortalecer los vínculos entre personas. 300 estudiantes irán a China a estudiar en los siguientes tres años, mientras que 50 científicos acudirán a investigar. También, se ha acordado mayor colaboración en inteligencia artificial.
Se iniciarán vuelos directos Shanghái-Belgrado. Cabe recordar que ambos países tienen acuerdos de exención de visas, lo cual dinamizará el flujo de personas.
La cereza del pastel fue el respaldo a una posible postulación de Serbia al Brics+.
La visita estuvo cargada de emociones y no solo por la conmemoración del vigésimo quinto aniversario del bombardeo a la embajada china.
Desde el aeropuerto, la bienvenida fue apoteósica. La ciudad estuvo decorada con banderas chinas y serbias, así como grandes carteles dando la bienvenida a la comitiva china.
Antes de la reunión oficial, Xi acompañó a Vučić a lo alto del Palacio Presidencial donde más de 15 mil serbios ovacionaron al presidente chino. Esto es algo muy poco común. Como señalaron en redes chinas, lo normal es que el presidente esté rodeado de grupos pequeños.
Posteriormente, Xi dijo estar genuinamente emocionado por el recibimiento. Sabemos que es sincero porque, a diferencia de Occidente, en la cultura china, las palabras tienen valor.
Los caminos para Serbia
Serbia es un país que ha procurado mantener una política exterior independiente. Tiene excelentes vínculos con China, una buena relación con Rusia y aspira a ingresar a la Unión Europea (UE). En los últimos años, en especial desde el inicio de la operación especial en Ucrania, los países occidentales le han hecho saber a los serbios que no es posible tenerlo todo.
Cuando Xi afirmó con respecto al bombardeo a la embajada que “el pueblo chino valora la paz, pero nunca dejará que esta historia trágica se repita”, le mandó un mensaje a la OTAN y a los serbios.
A la primera, le dejó en claro que no olvidan ni olvidarán de lo que son capaces y que con la China de hoy les será imposible repetir.
A los serbios, el mensaje implicaba que no van a olvidar lo que sufrieron juntos y que siempre estarán unidos. Por ello no van a permitir que el país colapse por mucho que desde Occidente intentan desestabilizarlo.
La visita de Xi ha abierto una infinidad de posibilidades para los serbios. Toca que se empiecen a preguntar si, de verdad, quieren un futuro con la decadente UE u optar por la apertura a la mayoría global a través de Brics+ y de la mano con China.