Con la salida de Fernando Martínez Mottola, de la embajada de Argentina, se desmorona la estrategia planificada entre María Corina Machado y el gobierno de Javier Milei, sobre el asedio del gobierno venezolano contra esa sede diplomática.
Incluso se ha llegado a comentar que la presencia del “gendarme” argentino Nahuel Gallo, capturado en la frontera con Colombia, venía con el propósito de simular un asalto contra esas instalaciones, con el fin de asesinar a uno de los asilados y así armar un escándalo internacional, para pedir la inmediata actuación de la Corte Penal Internacional.
Martínez Mottola, luego de permanecer nueve meses en el territorio consular gaucho, buscó la manera de presentarse ante la Fiscalía General de la República, por no estar de acuerdo en formar parte de las acciones violentas, encabezadas por Magalli Meda, señalada como pareja de María Machado, Pedro Urruchurtu, Claudia Macero y Humberto Villalobos, entre otros.
Fernando Martínez Mottola, miembro de los Chicago Boys, es una figura controvertida en la historia reciente de Venezuela, asociado con políticas neoliberales que han generado rechazo en el país. Su participación en la privatización de empresas estatales, como CANTV, en los años 90, junto con su participación en el “paquetazo” económico durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez, lo posicionó como un actor clave en la implementación de reformas económicas profundas que causaron descontento social, culminando en eventos como el Caracazo en 1989.
Más recientemente, Martínez Mottola está vinculado con figuras políticas como Juan Guaidó y María Corina Machado, así como su participación en negociaciones internacionales que han suscitado críticas y acusaciones de intentar desestabilizar el país. Las negociaciones en Barbados y Noruega se centraron en buscar una solución a la crisis política y económica de Venezuela, pero también han sido vistas por algunos sectores como intentos de imponer agendas favorables a intereses externos.
Martínez Mottola acudió de manera voluntaria el jueves 19 de diciembre a la sede principal del Ministerio Público. Allí se puso a derecho y rindió declaración, por lo que posteriormente le otorgaron libertad condicional y actualmente se encuentra en su casa. Esto confirma el grado psicológico que está atravesando María Corina Machado, situación que raya en la mitomanía.
Para Machado su retórica incendiaria, que busca galvanizar a las masas contra el gobierno, se ha vuelto en un arma de doble filo, mostrándonos que a menudo pinta una narrativa épica, mientras oculta las sombras de la realidad que acechan al país.
No es casualidad que Machado, junto con Edmundo González Urrutia, hayan sido galardonados con el Premio Sájarov, un reconocimiento que también recibieron en 2017 Julio Borges, Leopoldo López y Antonio Ledezma, logrando embolsillarse 50 mil euros, como parte de la corrupta actuación del Parlamento Europeo.
En este teatro político, el premio Sájarov ya no parece un símbolo de esperanza, sino un estandarte que es utilizado para justificar acciones extremas. La lucha por la libertad ha sido secuestrada por narrativas grandilocuentes que ignoran la complejidad de la crisis.
El caso de Edmundo González Urrutia es un reflejo de esta trampa narrativa en la que se encuentra la oposición radical. En su búsqueda de respuestas y soluciones, se han enredado con un guión distorsionado, que tiene su clímax el 10 de enero. Esa fecha, marcada en el calendario como un momento cumbre, se presenta plagado de ambigüedades y deslealtades. La presidencia de Venezuela en manos de la oposición pareciera ser un juego de ajedrez donde las piezas son movidas por intereses ajenos a la realidad del pueblo. Y eso lo acaba de dejar al descubierto Fernando Martínez Mottola al irse de la embajada de Argentina para ponerse al lado de la realidad venezolana.
Por: William Gómez García/