Días atrás se conoció la noticia de que en la Argentina se obtuvo un nuevo récord: la pobreza llego a 52,9%, niveles que no se veían desde hace 20 años. Este dato alarmante nos indica que el modelo económico libertario aplicado en el vecino país no está dando resultado ni en el aspecto financiero y mucho menos en el social.
El Banco Mundial (BM) considera pobre a aquella persona que tiene o genera menos de 1,90 de dólar por día.
Cuando los trabajos empiezan a cerrar, ocasiona situaciones tales como que menores de 14 años traten de realizar algún trabajo dejando sus estudios, en muchos casos. También se ve el incremento de la delincuencia.
Las promesas preelectorales de Milei quedaron en simples muletillas que lograron engañar sobre todo a la juventud y a un buen sector de la clase media. Es precisamente a estos sectores que la motosierra del presidente argentino afectó, ya que disminuyó la subvención a las universidades. Datos optimistas estiman que dicho recorte financiero afectará al 40% de los estudiantes; vale decir que el 40% de los universitarios tendrán que buscar cómo pagar sus estudios superiores o dejar de estudiar.
La clase media, que podría definirse como el sector de la población que realizó estudios superiores y que vende sus servicios profesionales sobre todo a entidades del Estado, prácticamente quedó desocupada cuando Milei cerró fuentes de trabajo del gobierno en casi un 80%. Ni qué decir de los jubilados, que aparte de recibir una dura represión por reclamar una nivelación de sus rentas prácticamente vio reducidas estas a un nivel diario menor al 1,90 de dólar.
Las promesas políticas de Milei quedaron en simples mentiras. No olvidemos que el libertario juró y perjuró a los cuatro vientos que nunca haría negocios con los “comunistas asesinos”, que solo tendría relación con los gobiernos “civilizados”. Hoy podemos constatar que el presidente argentino visitó un país comunista para concretar el convenio SWAP, que no es nada más que un contrato en cual los países se comprometen a pagar las importaciones y exportaciones en otra moneda que no sea el dólar americano.
La política económica libertaria tiene como principal filosofía el mantener datos positivos de las variables macroeconómica, tales como superávit fiscal (ingresos mayores a los gastos del Gobierno), inflación baja y la movilidad de la mano de obra (trabajadores) bajo la premisa de que los empresarios tengan la facilidad legal de despedir y contratar trabajadores.
Para los libertarios el aspecto social pasa a un segundo o tercer plano. Es más, hay algunos analistas que indican que el incrementar la pobreza de los ciudadanos, o que la juventud no pueda acceder a su profesionalización, contribuye al sector privado a contar con ciudadanos que reducirán sus pretensiones salariales debido a que no existen fuentes de trabajo y se necesita tener ingresos, por lo que hay varias personas dispuestas a trabajar por salarios bajos. Más aún, cuando los jóvenes no pueden acceder a su profesionalización los empresarios contarán con personas jóvenes y fuertes que estarán dispuestas a vender su trabajo por un salario por debajo del mínimo requerido.
En una sociedad los logros financieros deberían estar acordes con el desarrollo social y humano.
La Paz/AEP