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Miguel Marañón

Milei vende las joyas de la abuela

Esa ineficiencia del Gobierno gaucho trata de ser disfrazada con los insultos que hace el presidente a autoridades y gobiernos que no piensan como él o que tienen otra forma de economía que da mejores resultados que su modelo liberal.

Como la población boliviana recordará, no hace mucho tiempo los opinadores económicos, que tienen como modus operandi el mostrar datos aislados de la economía para convencer a la ciudadanía de que el país está a un paso de la catástrofe —con relación a las reservas internacionales—, manifestaron que la crisis está tan cerca que el Gobierno está “a punto de vender las joyas de la abuela”, refiriéndose al oro físico que se encuentra en bóvedas del Banco Central de Bolivia (BCB).

Resulta inverosímil que estos opinadores destaquen logros del gobierno de Argentina respecto a la reducción del gasto y de personal del Estado, superávit fiscal, reducción de la inflación (que hasta ahora no lo logró), indicando que el Gobierno boliviano debería seguir esos ejemplos. Sin embargo, no dicen ni una palabra cuando Milei realizó giros de oro al exterior por un valor aproximado de 450 millones de dólares. ¿Será que para estos profesionales el vender las joyas de la abuela es bueno cuando lo realiza un gobierno de derecha (libertario) y es malo cuando lo hace uno de izquierda?

Para justificar estos giros de oro argentino al exterior, el ministro de Economía del vecino país, Luis Caputo, mencionó que “tener oro inmóvil dentro del Banco Central es negativo para la economía”. Ese giro al exterior es para respaldar y ampliar la deuda externa que requiere el gobierno libertario y también para introducir dólares al sistema financiero argentino. Esta acción es una de las tantas que resulta ser simplemente un discurso para obtener el voto de los ciudadanos y llegado el tiempo de gobernar solo es para beneficiar a empresarios mediante la eliminación y/o disminución de impuestos y quitar algunos beneficios que tenían los pobres.

No olvidemos cómo Milei, cuando se encontraba en campaña electoral, gritaba a voz en cuello que utilizaría la “motosierra” para cortar los privilegios de la casta (políticos que viven del Estado), pero una vez que llegó al gobierno incrementó los sueldos de sus ministros y diputados. Juró a las vírgenes y santos que cerraría el Banco Central argentino por ser el ente donde se generaba la inflación, sin embargo, sigue funcionando. Aseguró que el Estado no gastaría más de lo que percibe, no obstante, vemos que vende el oro de los argentinos no para invertir en proyectos, sino para cubrir sus gastos.

Esa ineficiencia del Gobierno gaucho trata de ser disfrazada con los insultos que hace el presidente a autoridades y gobiernos que no piensan como él o que tienen otra forma de economía que da mejores resultados que su modelo liberal.

La ciudadanía boliviana ya tiene experiencia respecto a las catastróficas predicciones económicas de los opinadores, profesionales y políticos de oposición, que gritan y realzan los supuestos logros y principios de la corriente libertaria. Sin embargo, cuando la práctica contradice a esos principios libertarios, no dicen ni una sola palabra.

Bolivia ya transitó el camino de gobiernos libertarios que solo aportaron miseria y atraso a nuestro país, no otra cosa resulta la aplicación del Decreto Supremo 21060, que, acompañada de la capitalización, ocasionó la informalidad de la economía que se arrastra hasta nuestros días.

 

Escrito por Miguel Marañón.


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