El litio es denominado por muchos el “oro blanco” dentro de la transición energética global, ya que es una materia prima con la que se puede fabricar baterías de ion-litio para vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos, así como sistemas de almacenamiento de energía renovable, entre otros.
Sin embargo, Bolivia corre el riesgo de quedar rezagada en esta industria, limitándose a ser un mero proveedor de este recurso mientras que otras naciones avanzan en su aprovechamiento y desarrollo tecnológico.
El portal Bloomberg Línea, en su artículo “Así creció la producción de litio en Chile, Argentina y Brasil durante 2023”, menciona que Bolivia, pese a que en algún momento fue llamada el Arabia Saudita del Litio, sigue sin aparecer en las estadísticas debido a su producción ínfima. Esto invita a una reflexión sobre si Bolivia, que tiene importantes reservas de Litio, logrará industrializarlo para su desarrollo o quedarse rezagada mientras que otros países consolidan su explotación y tecnología.
Para muestra, Chile es uno de los líderes mundiales en producción de Litio, en 2023, produjo alrededor de 44.000 toneladas métricas, situándose como el segundo después de Australia con 86.000 toneladas métricas. En ese mismo año, publicó su “Estrategia Nacional del Litio” que propone desarrollar sosteniblemente su industria para la transición energética y la electromovilidad, con participación del Estado y colaboración con el sector privado.
Brasil, por su parte, ha optado por una estrategia de desarrollo tecnológico y asociación con el sector privado para impulsar la electromovilidad, un área clave en la demanda de baterías de ion-litio. Renault y Zhejiang Geely Holding anunciaron un acuerdo para producir y vender vehículos de cero y bajas emisiones contaminantes. Apostando por la innovación y la industrialización con miras a una economía sostenible. Este modelo contrasta con la situación boliviana, donde la explotación del Litio sigue siendo predominantemente primaria, con un proceso de industrialización estancado y obstaculizado.
Bolivia posee el Salar de Uyuni, una de las mayores reservas de Litio del mundo, pero hasta ahora la extracción y el procesamiento han sido limitados, pese a acuerdos con empresas extranjeras. Esto debido a conflictos con las comunidades, inacción de parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional, entre otros, que han impedido que Bolivia se convierta en un actor relevante en la cadena global de suministro de productos industrializados con este mineral.
Se nos va el tren. El mundo avanza hacia nuevas soluciones, y el reciclaje de baterías de ion-litio en América Latina y el Caribe, aunque aún en una fase inicial, se presenta como una alternativa más sostenible frente a la extracción primaria de Litio. A medida que aumenta la demanda de estas baterías debido a más vehículos eléctricos y energías renovables, la reutilización y el reciclaje impulsarán la economía circular. Por lo que, si Bolivia no acelera su industrialización, podría quedar relegada a ser un simple proveedor de materia prima en un mercado que evolucionará a opciones más sustentables.
El Litio representa una oportunidad única para Bolivia, pero el tiempo juega en contra. Mientras otros países están dando pasos firmes en la electromovilidad y el reciclaje, nosotros corremos el riesgo de no aprovechar la ventaja de este mineral. Podría suceder que cuando Bolivia finalmente decida actuar, el mundo ya haya cambiado y el “oro blanco” se convierta en un recurso desplazado por nuevas tecnologías.
Por: Gabriela Alanoca Flores/
Economista e Ingeniera