En el cuento Quilco en la raya del horizonte (1936), Porfirio Díaz Machicao se preguntaba qué haría Quilco en la vida, y respondía con una mezcla de escepticismo y resignación: “¡Bah, a lo mejor nada!”. Sin embargo, esta pregunta me lleva a hacer una analogía con la situación actual de Bolivia, que se encuentra a punto de celebrar su bicentenario. ¿Qué hará Bolivia en la vida después de 200 años de historia? ¿Qué futuro ansían sus ciudadanos? ¿Qué presente viven?
Lamentablemente, después de dos siglos de independencia, Bolivia sigue repitiendo viejos errores del pasado. Por ello es fundamental identificar cuidadosamente y detalladamente los desafíos que se avecinan, para evitar que la historia se repita y poder construir un futuro más próspero y sostenible
En la actualidad, es fundamental estudiar la relación entre la historia, la literatura y la geopolítica en Bolivia. La comprensión de cómo estos elementos se intersectan y se influyen mutuamente es clave para entender los desafíos actuales y futuros del país. Al analizar la forma en que la historia ha moldeado la identidad y la cultura boliviana, y cómo la literatura ha reflejado y criticado estos procesos, podemos obtener una visión más profunda de las dinámicas geopolíticas que están en juego.
La relación entre historia, literatura y geopolítica se convierte en una herramienta fundamental para entender y abordar los desafíos que enfrenta Bolivia en la actualidad. Al estudiar esta relación, podemos obtener una visión más clara de cómo podemos trabajar juntos para construir un futuro más justo y equitativo para todos los bolivianos. Esto nos permitirá diseñar doctrinas de seguridad y defensa nacional efectivas, que se basen en una comprensión profunda de la historia y la geopolítica.
La geopolítica, en particular, juega un papel crucial en la seguridad y defensa nacional, ya que analiza la interacción entre la geografía, la política y los actores globales. Esta relación estrecha entre la geopolítica y la seguridad nacional nos obliga a considerar la importancia de estudiar y comprender la historia, la literatura y la formación del pensamiento social en Bolivia. La literatura y la historia también juegan un papel importante en la construcción de la identidad nacional y en la comprensión de los conflictos y desafíos que enfrenta un país. La literatura puede reflejar la realidad social y política de un país, mientras que la historia proporciona una perspectiva más amplia sobre los eventos y procesos que han moldeado la nación.
Bolivia se enfrenta a un desafío fundamental: la inexistencia de un verdadero Proyecto Nacional que guíe el desarrollo independiente del país. La élite dominante, subordinada al capital extranjero en lo económico, político y cultural, ha impedido que el país tenga un proyecto de desarrollo propio. Esto ha determinado que el proceso de construcción de políticas nacionales (sobre todo en lo que hace referencia a la seguridad y defensa nacional) no haya tenido un desarrollo pleno en el siglo XIX ni en el siglo XX.
La situación boliviana es particularmente compleja, ya que el país parece ser un “desterrado en su propio lugar”. Los fracasos individuales se han acumulado y han generado un problema histórico. La historia es la que nos define, y la identidad es un concepto que se construye a través de la comprensión de nuestra propia historia.
Tratar de comprender como los bolivianos han tratado de consolidar una identidad nacional para sí mismos y para su país, es de una enorme complejidad. Zavaleta al respecto nos dice “Existe, por cierto, una suerte de metafísica para consumo de colonizados y solo así podemos explicar las tristezas, los embrollos y deserciones varias de la inteligencia latinoamericana cuyo temperamento generosísimo la ha conducido con frecuencia a elaborar las doctrinas en las que estaban interesados los enemigos de sus países. Por eso algunos agrios consideran que en este continente los que saben leer y escribir, escriben, leen y piensan contra su país. Pero la conciencia de la víctima no es necesaria para que la tragedia ocurra. (2020).
Para terminar, es imprescindible empezar a comprender la relación entre la historia, la literatura y la geopolítica es esencial entender los desafíos actuales y futuros de Bolivia. Sin embargo, si como país no estamos en condiciones de entender y abordar estos temas de manera crítica y reflexiva, la respuesta será la misma que la de Quilco: “¿Qué hará Bolivia en la vida? Bah, a lo mejor nada”. Esta respuesta no solo es una metáfora de la resignación y la impotencia, sino que también nos recuerda que si no tomamos el control de nuestro propio destino, otros lo harán por nosotros. Es hora de que Bolivia tome conciencia de su propia historia y su propio lugar en el mundo, y que comience a construir un futuro más próspero, libre y soberano para todos sus ciudadanos.
Por: Pamela E. Escobar Carpio