Lenin señalaba: El complemento natural de las tendencias económicas y políticas del revisionismo era su actitud hacia la meta final del movimiento socialista.
“El objetivo final no es nada; el movimiento lo es todo”: esta expresión proverbial de Bernstein pone en evidencia la esencia del revisionismo mejor que muchas largas disertaciones. Determinar su comportamiento caso por caso, adaptarse a los acontecimientos del día, a los virajes de las minucias políticas, olvidar los intereses cardinales del proletariado y los rasgos fundamentales de todo el régimen capitalista, de toda la evolución del capitalismo, sacrificar esos intereses cardinales en aras de las ventajas verdaderas o supuestas del momento: ésta es la política del revisionismo. Y de la esencia misma de esta política se deduce, con toda evidencia, que puede adoptar formas infinitamente diversas y que cada problema más o menos “nuevo”, cada viraje más o menos inesperado e imprevisto de los acontecimientos —aunque sólo altere la línea fundamental del desarrollo en proporciones mínimas y por el plazo más corto—, provocará siempre, sin falta, una u otra variedad de revisionismo.
El revisionismo puede adoptar formas diversas y que es capaz de sacrificar un proyecto popular en aras de las ventajas verdaderas o supuestas del momento; lejos de eso no está ese sector que dejó de ser Radical y se volvió en “Evismo”, todo por mantener una postura de culto a la personalidad, exigiendo impunidad de temas no atribuibles al Gobierno, impulsando medidas que han puesto en riesgo el proyecto, del cual también fueron y son co-responsables, tanto en lo bueno como en la situación actual (no aprobación de créditos, no exploración hidrocarburífera, frenar la industrialización, bloqueos de caminos etc.), es que esta fracción del movimiento popular (Evistas, que no es ya mayoritaria ni representativa) ha logrado hundir consigo al proyecto popular y vemos, en este momento como algunos oportunistas- revisionistas (Bobaryn , Richter) salen a dar opinión política muy ligeros, cuestionando todo lo que adelante lleva el Gobierno (sin ser objetivos y haciendo análisis de bonanza y ahora ), brindando el mismo discurso del Evismo, que lo único que busca es desviar el objetivo del Proceso de Cambio, que en un inicio llevaba adelante el Gobierno (industrializar, tener biocombustibles, sustituir importaciones y vender excedentes).
Por tanto en la actual coyuntura, debe de debatirse el rol del MAS-IPSP, que está iniciando un nuevo ciclo, pero ojo, no en las mismas condiciones que se tenían en 2005, cambiando una estructura que estaba destinada para el culto a la persona y cerrando los espacios de participación únicamente a esa militancia conservadora, que no ve un proyecto conjunto, sino únicamente a “mesías” salvadores, limitando el sujeto histórico a un “grupo” del sector popular.
Es así que esta nueva directiva del MAS-IPSP tiene la responsabilidad de reestructurar los estatutos, pero también asumir un rol de cohesión con las organizaciones sociales, que ha sido el punto de victoria, ante el culto a la personalidad (por más que algunos llamen a las organizaciones prebendales etc., porque esas dinámicas ya existían incluso en los primeros 14 años), es así que posiblemente muchos de esa facción fanática “evista” tacharan de traidores, vendidos a todo aquello que no vaya acorde a los dogmas que establece la vieja estructura del partido, y que lamentablemente no aportan nada y cambian el discurso constantemente sin ofrecer soluciones reales, sino únicamente una desviación del horizonte en aras de intereses personales y ventajas verdaderas o supuestas del momento en su beneficio.
Por ultimo y no menos importante es cuidar cómo se construye liderazgo en el partido, efectivamente pueden existir personalidades, potenciales dirigentes, pero no reduzcamos el espectro de liderazgos a una persona (nuevamente), replicando así las virtudes y defectos de crear una versión de “Evo en pequeñito”.
Ya lo señalaba el comandante Fidel Castro: “Porque la revolución no se basa en ideas caudillistas, ni en culto a la personalidad. No se concibe en el socialismo un caudillo, no se concibe tampoco un caudillo en una sociedad moderna, donde la gente haga las cosas únicamente porque tiene confianza ciega en el jefe o porque el jefe se lo pide. La revolución se basa en principios. Y las ideas que nosotros defendemos son, hace ya tiempo, las ideas de todo el pueblo.”
Por: Gabriel Campero Nava/