Por los 36 días de paro y bloqueo entre octubre y noviembre de 2022 en Santa Cruz, impuesto por los políticos del Comité Cívico pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, Gobernador de Santa Cruz, el Comité Interinstitucional, el rector de la UAGRM y otros, en cuyo paro se cometieron graves delitos publicados por los medios de comunicación nacional e internacional.
Por los fracasos de sus cabildos, el fracaso de la Ley de Amnistía para los más de 200 supuestos perseguidos políticos, el fracaso del proceso revocatorio contra el Presidente del Estado, por los hechos de corrupción cometidos en el Banco Fassil; y porque la Sentencia Constitucional 1021/2023 del 29 de diciembre de 2023 sobre acción de cumplimiento contra el presidente de la Asamblea Legislativa Departamental (ALD) de Santa Cruz, Zvonko Matkovic Rivera, y el vicegobernador Mario Aguilera, en cumplimiento de los Arts. 286.I. de la CPE, 25.I. del Estatuto Autonómico de Departamental, y 10.I de la Ley Departamental de Santa Cruz, ordena: a) que el Vicegobernador asuma inmediatamente la suplencia temporal en el cargo de Gobernador del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, y b) ordena, al Presidente de la ALD promover y posesionar la suplencia legal mientras dure el impedimento legal de gobernador titular. Santa Cruz —considerada como la locomotora del país— está dividida políticamente, en crisis total y camino al suicidio político; porque la mayoría de las cruceñas y cruceños ya no quiere gritar ¡liberen a Camacho!
Algunos miembros del grupo político ‘Creemos’, sin respaldo de ninguna ley, quieren que su gobernador Luis Fernando Camacho detenido en la cárcel de Chonchocoro —por varios delitos—, siga gobernando desde dicha cárcel; pero otros quieren que gobierne el vicegobernador Mario Aguilera desde las oficinas de la Gobernación de Santa Cruz, respetando el Estatuto Autonómico cruceño y la sentencia constitucional referida. Pero, hablando hipócritamente de la institucionalidad de Santa Cruz, los políticos afines al gobernador por capricho no quieren que el vicegobernador Mario Aguilera reemplace al gobernador Luis Fernando Camacho, incluso levantando el nombre de Dios en vano, gritando “que Dios vomite a los traidores”, queriendo hacer creer —hipócritamente— que Mario Aguilera estaría dando un golpe institucional; ignorando cínicamente que ambos fueron elegidos por el grupo político ‘Creemos’ y con los mismos votos; llegando al absurdo de querer hacer respetar con mentiras y faramalleadas los votos que obtuvo el gobernador, y no respetar los votos que obtuvo el vicegobernador en la misma elección. El gobernador detenido y el vicegobernador no detenido tienen el respaldo de los políticos de la derecha e izquierda de Santa Cruz y de Bolivia entera, y de las organizaciones sociales respectivas. Increíble pero cierto.
Todo ello permite ver que a dichos políticos no les interesa el respeto a su Estatuto Autonómico ni a las disposiciones legales vigentes en el país, no les interesa el respeto a los votos ganados en elecciones, no les interesa la democracia ni el Estado de derecho; solo les interesa proteger sus intereses personales y de grupo, obtener la libertad de su líderes y que no sean detenidos los que aún están libres, y para ello quisieran elegir un Tribunal Constitucional que dicte una sentencia constitucional que declare que todos los detenidos por los delitos cometidos durante el golpe de Estado de 2019 y gobierno de facto de Jeanine Añez son perseguidos y presos políticos, y en consecuencia sean puestos en inmediata libertad; como eso no es posible legalmente, no cesarán en desestabilizar y dar un golpe de Estado.
Tal triste y lamentable división, muchos dicen que es porque quieren cuidar sus pegas y no quieren que el 99% de los cruceños y cruceñas descubran hechos de corrupción que se habrían cometido en dicha gobernación; y saltan las preguntas: ¿Los reacios a la ley son útiles en Bolivia? y ¿en las elecciones de 2025 pueden ganar los que mienten por interés personal y de grupo? Todo hace ver que los políticos de Santa Cruz se suicidaron políticamente.