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Gustavo Gómez

Separando al oso del dragón

Desde que Trump asumió nuevamente la presidencia del país del norte, ha establecido un giro sustancial en su política exterior, mediante la cual ha trazado líneas estratégicas con relación a los aranceles y el proteccionismo contra China, al mismo tiempo que ha tomado una nueva posición en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, planteando soluciones que no eran las esperadas por parte del gobierno de Zelenski. 

La nueva política exterior estadounidense, está alcanzado ribetes inesperados en la guerra arancelaria que ha originado con China, elevando los mismos a niveles superiores al 100% para los productos de origen chino, mostrando de esta manera señales de su gestión de gobierno para los próximos años, motivo por el cual estaría dejando claramente establecido su distanciamiento con la tierra del dragón principalmente en temas económico-comerciales. 

Estas medidas arancelarias generaron una reacción por parte de China que, en el marco de las retaliaciones, también ha impuesto medidas restrictivas a productos importados desde Estados Unidos incrementando su nivel arancelario mayor al 100%, iniciando de esta manera una guerra comercial entre las principales potencias económicas mundiales.

Este desencuentro comercial, también tiene sus ribetes dentro del Tratado de Libre Comercio del Norte, del cual Estados Unidos es parte, al igual que Canadá y México, mediante la imposición de aranceles de hasta el 25%, medida dispuesta por la casa blanca a los países miembros del citado bloque. Tanto Canadá como México aplicaron medidas reciprocas en respuesta a la política arancelaria estadounidense. Estos episodios se suman a los aranceles del 10% impuesto a otros países y la política migratoria que está afectando principalmente a centro y Sudamérica. 

La gestión Trump, denota el alejamiento pleno del libre mercado marcando claras señales de retorno al proteccionismo, el cual nuevamente podría estar imperando en el escenario internacional, afectando a tratados y convenios internacionales de bloques económicos que promueven el “arancel cero” y la disminución de las medidas paraarancelarias, con la consecuente disminución del intercambio comercial entre los países y regiones del mundo, así como el encarecimiento de precios.

Otro hito, representa el acercamiento que tiene la Casa Blanca con Rusia, que al parecer intenta dejar en el pasado las diferentes etapas de la guerra fría, principalmente del siglo XX, encontrando temas de interés común como el conflicto bélico que está siendo desarrollado entre Rusia y Ucrania, sin visos de solución por acuerdo mutuo, del cual Estados Unidos es un participante activo por la provisión de recursos de apoyo a Ucrania, para la respuesta militar a las tropas rusas en su intento por ocupar espacios que antes formaban parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

El acercamiento a Rusia, país del oso ruso, pasa por encontrar un alto al fuego, pero, de hecho, tiene algunos componentes adicionales que no solo buscarían frenar el conflicto armado, más al contrario, estarían tendiendo puentes de acercamiento en diversos temas, negociando la paz de la región en conflicto, mediante reuniones en las cuales Ucrania, una de las partes implicadas, no está participando plenamente, lo cual presume que las decisiones están más allá de los intereses de una de las partes en conflicto y, que al parecer, van a ser definidas por las potencias mundiales quienes decidirán el futuro del conflicto bélico y de Ucrania.

El destino del país que gobierna Zelenski parece estar sellado, después de la controvertida reunión con Trump de meses pasados, en la cual fue increpado incluso por la vestimenta que traía y con un llamado para que cambien de mandatario mediante elecciones. Otro punto álgido del encuentro estuvo marcado por el alto gasto que estaría representando para el gobierno de la casa blanca el conflicto bélico y el interés en que el mismo sea compensado con el acceso de empresas norteamericanas a algunos recursos naturales con los cuales cuenta Ucrania. En los últimos días se viene preparando una cumbre entre los mandatarios de Estados Unidos y Rusia donde se definirá el futuro del conflicto bélico.      

Los objetivos de la política exterior de la casa blanca contienen señales claras que pretenden establecer distancia económica y comercial con China y un acercamiento político con Rusia. Al parecer, la gestión de Trump pretende separar al oso del dragón afectando de esta manera la consolidación del bloque BRICS. En este juego de ajedrez, las estrategias de la política exterior de las grandes potencias señalan las directrices para los próximos años.

Por: Gustavo Gómez/


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