Los golpistas detenidos preventivamente y los que presienten que más temprano que tarde serán aprehendidos y detenidos siguen con su mentira de la persecución política, queriendo hacer creer que los delitos que cometieron no tienen leyes, autores, fechas, lugares ni víctimas; en ese su afán dicen que hay “violación al debido proceso”, sin mencionar en qué consisten esas violaciones ni cuál de sus derechos se habrían o estarían violando, solo dicen y repiten como loro, sin fundamentos ni argumentos de ninguna naturaleza.
Desde que el gobierno de facto de Jeanine Añez fue derrotado en las elecciones generales de 18 de octubre de 2020, y se denunciaron los delitos cometidos durante el golpe de Estado de 2019 y dicho gobierno —para que la justicia dé a cada cual lo que le corresponde—, la mentira cínica de la persecución política fue esgrimida frecuentemente, pero fue rechazada por el 99 % de los bolivianos y bolivianas, y por el relator especial para la Independencia de Jueces y Abogados de las NNUU, Diego García-Sayán, ante quien la exgobernante de facto y los golpistas que se reunieron con él dejaron de gritar esa mentira.
Los golpistas de la derecha fascista, cuando la ley les cita para que declaren, la ley les inicia procesos, la ley los aprehende, la ley los detiene preventivamente, y la ley los condena por los delitos que cometieron, gritan por todos los medios a su alcance que son perseguidos políticos, para que el pueblo se apiade de ellos y los apoye en las próximas elecciones; pero como el pueblo ya no cree ninguna de sus mentiras ni promesas —como la ley de amnistía y el revocatorio—, están empecinados en seguir mintiendo —por si las moscas piquen—, porque los golpistas no han demostrado —ni lo harán nunca— qué personas les persiguen, por qué calles, avenidas, domicilios ni lugares donde se reúnen, complotan y duermen, por lo mismo no presentaron ninguna querella —ni siquiera una denuncia formal— contra ninguna persona; sino mienten, tienen miedo, horror y pesadillas que cualquier rato podrían ser aprehendidos, procesados y sancionados ejemplarmente, porque la Ley 1768 (Código Penal) y su Art. 20, la Ley 1970 (Código de Procedimiento Penal) y sus Arts. 20, 14, 16, 70, 226, 227, 233 y 365, la Ley 260 (Ley Orgánica del Ministerio Público) y sus Arts. 3, 12. 1), 2), 3), y 14 pueden mandarlos a la cárcel aunque griten ¡Persecución política!
Son las leyes citadas y LA JUSTICIA las que los persiguen, y seguramente los espíritus dolientes de sus víctimas de las masacres, ejecuciones sumarias, violaciones a los derechos humanos, racismo, discriminación, terrorismo, sedición, 38 asesinatos, centenares de víctimas con lesiones gravísimas y graves, cometidos durante el golpe de Estado de 2019 y gobierno de facto de Jeanine Añez, testimoniados en “memoria, verdad y justicia” y los informes del GIEI-BOLIVIA de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otros, así como los espíritus de sus víctimas de los 36 días de paro delincuencial.
Realidad que nos hace ver que los golpistas de la derecha fascista no reflexionan para hablar ni para gritar, por ello no probarán nunca su mentira de persecución política, al igual que su mentira de “hasta los muertos habían votado” —en las elecciones de 2019—, pues no demostraron hasta hoy día ¿qué nombre tenía o tiene el muerto que votó? ¿Cómo había ido a votar el muerto? ¿En qué mesa de sufragio votó? ¿En qué ciudad, pueblo o comunidad votó? ¿Dónde está el muerto que votó? ¿Qué hace ahora el muerto que votó? Por esa clase de mentiras —y otras de público conocimiento— cínicas difundidas cotidianamente, la palabra mentiroso no comprende ni da a entender lo que realmente son esos mentirosos que pertenecen al imperio del mal; resultando así urgente que la Real Academia Española acuñe una palabra adecuada para esa calidad de mentirosos que defina y comprenda sus intenciones y finalidades.
Al respecto, la Biblia que manejan los golpistas en Romanos 2.12. dice: “Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados”.