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Fernando Arze: “Mi héroe es Daniel Day-Lewis y si hablamos de sueños, el mío es actuar con él”

A propósito de su premiación como mejor actor del continente americano, Ahora El Pueblo les regala esta entrevista que tuvo el intérprete con nuestro colaborador sabueso.

La Paz, 17 de diciembre de 2023 (AEP). – Hace unos años, en 2015, el colaborador de Crónicas, Ahora El Pueblo, se encontró con el hoy ganador de mejor actor, Fernando Arze Echalar¹. Esta es la entrevista que nos regaló.

Nos encontramos en el Bolivia LAB, en su IV versión (evento de formación y desarrollo de proyectos audiovisuales destinado a profesionales emergentes de la cadena de la industria cinematográfica y audiovisual de Bolivia e Iberoamérica) en la ciudad de La Paz. En ese entonces se hizo un homenaje al desaparecido director de cine potosino Fernando Martínez, proyectando escenas de su documental ¿Por qué quebró la MC Donald en Bolivia? También se exhibió fragmentos de su película Cuando los hombres quedan solos.

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A propósito de su reciente premiación como mejor actor de cine y teatro, Ahora El Pueblo les regala esta entrevista que tuvo el actor consagrado con nuestro colaborador sabueso. Actor de cintas como El corazón de Jesús, de Marcos Loayza; fue uno de los asaltantes en el filme El atraco, de Paolo Agazzi, 2004; encarnó a Álvaro de Castro (el hombre de confianza de Klaus Altman-Barbie) en La cacería del nazi, de Laurent Jaoui, 2008; y apareció brevemente en El ascensor, de Tomas Bascopé, 2009.

En 2012 obtuvo una candidatura como mejor actor de reparto por su papel en Primer día de un año cualquiera, de Domingos Oliveira. Ahí compartió roles con Maité Proenca (Dona Beija) y el cantante Ney Matogrosso en el Festival Internacional de Cinema do Rio de Janeiro. La misma ciudad que le dio años antes, en el Festival Ciudade, un premio a la mejor obra y mejor dirección por la creación colectiva titulada Aos Peixes, que el boliviano llevó a buen puesto. Muralla, de Gory Patiño, 2018. Carga sellada, de Julia Vargas, 2012.

De 1,81 de estatura. Delgado, de barba no muy crecida, un tanto huesudo, piel tostada y cabello ensortijado, el paceño habló de su relación con el director potosino, de sus gustos, de sus lecturas y proyectos. De los límites de un actor entre la locura y la lucidez. De actuar con el alma. Sus sueños y utopías. Se habló de todo ello en el mercado Lanza de La Paz, mientras se servían unas sopitas de quinua a las 10 de la mañana. La música cumbia y las voces de las cholitas ofreciendo los platos amenizaban la charla.

Carlos: Fernando, ¿tú eliges las películas en las que vas a actuar?

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Fernando: No, no actúo lo que me llega. Tengo una cierta independencia para elegir. Lo importante es que el papel sea interesante. Puede ser un papel principal o secundario, pero tiene que tener una buena discusión sobre el tema que se quiere discurrir, porque a veces puede ser un personaje que solo tenga una, dos o tres participaciones, pero ya con eso es maravillosa su intervención, entonces eso también da gusto hacer…

Carlos: O son papeles en los que te robas al público…

Fernando: Hay papeles en los que te robas la película… Son los famosos personajes que se roban la película (risas). También es un poco más difícil en el cine, no así en el teatro porque ahí uno puede elegir los proyectos que quiere dirigir. O también puede escribirlos, es así que uno es más independiente.

Carlos: De todas formas, en los proyectos que has estado te han permitido leer el guion.

Fernando: Cuando se puede… Porque a veces no se puede. En esta última película que tú mencionabas, Cuando los hombres quedan solos, hemos tenido unas reuniones con el director Fernando Martínez, que en paz descanse, para ver cómo enriquecer más al personaje. Hay directores que son más receptivos. Fernando era uno de esos.

Carlos: Eso es en cuanto al guion, pero si está basado en una obra literaria, también habrá que trabajar con el escrito, como en American Visa.

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Fernando: Cada director tiene una manera de interpretar un libro y como un libro no es una película, cada director debe ver qué historia va a tomar en cuenta, qué parte va a disecar, y que entre en dos horas. Tú sabes que en una imagen se avanza dos y tres hojas.

Carlos: Se puede decir que has adquirido una línea por la que te identifica el público o eres muy versátil. ¿Haces drama como comedia?

Fernando: A mí me gustaría hacer una comedia. Ojalá me llamen para una comedia. La mayoría de las cosas que he hecho han sido dramas. Yo no creo que esté dentro de una línea. La cuestión es que te ponen dentro de una línea.

Carlos: Por ejemplo, lo ves a Denzel Washington en una película y tú sabes que es buena. Cintas como Déjà vu, El vuelo, El coleccionista de huesos le han etiquetado como un buen actor que garantiza el filme que se ofrece; o un Jim Carrey que ahora es impredecible pues ahora hace drama, cuando ayer nomas hacía comedia.

Fernando. La comedia es muy difícil de hacer y en Bolivia hay buenos comediantes, por ejemplo, en esta película Cuando los hombres quedan solos (no digo el nombre del actor porque es sorpresa), hay un actor famoso de Bolivia. Él hace de mi papá.

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Carlos: Claro, y es un drama en el cual, como la vida, tiene un lado de ironía, de humor, con el que se debe exorcizar el dolor, la tragedia… reír con llanto.

Fernando. Es un mecanismo de defensa. Yo admiro a esas personas que ven la vida con humor todo el tiempo.

Carlos: ¿Se puede decir que te has enfrentado a uno de los papeles más difíciles o está por venir?

Fernando. Sí, yo creo que uno de los proyectos más difíciles que he tenido es un monólogo que yo he escrito. Una obra de teatro. La he presentado el año pasado. Se llama El perdón. Es parte de una trilogía. Son tres monólogos. Son tres personajes que están en un momento de su vida críticos, pero que entre ellos son muy distintos. Yo lo he dirigido. Es un personaje que sufre de depresión clínica.

Carlos: Pero ¿cómo haces para involucrarte en el papel?, ¿cómo haces para encarnarlo?

Fernando: Mis ensayos eran medio locos. Yo estaba viviendo en la casa de un tío. Él me prestó uno de sus cuartos. Yo ensayaba cuando no había gente, ahí había una sensación de soledad. La obra iba a representarse con velas.

Carlos: El personaje tenía una patología… me acuerdo de esa película de Stanley Kubrick, El resplandor. El tipo está solo y va degenerando en una patología clínica.

Fernando. Sí, está solo en una casa.

Carlos: A eso me recuerda tu papel.

Fernando: Pero este personaje poco a poco se va abriendo con el público, abriéndose y mostrando su pasado; también quisiera hacer un Shakespeare. Yo creo que el actor siempre está jugando con ese límite, el límite entre la lucidez y la locura.

Carlos: Y el trabajo tiene que ver con la memoria del papel y la memoria gestual, corporal. Por ejemplo, en la vida real tienes un tic y en la obra vas a tener que dejar de hacerlo.

Fernando: Esa es una manera de actuar, pero yo con el tiempo he aprendido otra que me parece que es la esencia, que es metiéndose en el alma del personaje y es en ese momento los tics. Ya no se los va a hacer de una manera intelectual, sino sin pensar, va a llegar de una manera natural, si es que llegas al alma del personaje. La cuestión es cómo hacerlo varias veces porque puedes entrar en un viaje como una hipnosis y luego sales de él. Ese es el trabajo de un actor. La repetición de un viaje, sea en ensayos, en cine en varias tomas o en el teatro, que sería repetirlo y repetirlo hasta que se quede esa memoria en el cuerpo. El parlamento es secundario. Ese trabajo de entrar al personaje es mágico.

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Carlos: En esa búsqueda debes ver mucho a la gente.

Fernando: Sí, soy muy observador, soy muy aéreo. Veo a la gente, los detalles, la realidad es tan rica, puedes llenar bibliotecas con sus historias. Ver, por ejemplo, cómo se coloca una persona los lentes o la chompa.

Carlos: Un actor vive al límite.

Fernando: Para actuar tienes que tener el coraje de llegar al límite, en la vida… no sé.

Carlos: En la vida real eres tímido (risas).

Fernando: No creo. A medida que ensayo me vuelvo tímido, pero cuando estoy actuando me vuelvo muy feliz, casi llego a la plenitud.

Carlos: Dejas de ser tú.

Fernando: Yo antes creía que sí, pero ahora pienso que es ser tú plenamente.

Carlos: ¿Qué te gusta hacer?

Fernando: Me gusta correr y cocinar. Me gustaba salir en la noche a caminar. Me gustaba estar solo y ahora me está gustando mucho escribir. Ahora está el servicio a la sociedad. El servicio al prójimo. Voy a dirigir una obra sobre el Mariscal Santa Cruz escrita por Carlos Cordero, que es un teatrista famoso de La Paz. La vamos a hacer con Gory Patiño y Luigi Antezana, que son dos grandes actores; así que estoy estudiando historia.

Carlos: ¿Cómo podemos enfrentar a la industria hollywoodense tomando en cuenta que el aparato cinematográfico norteamericano invade el mercado eclipsando nuestra industria?

Fernando: Es difícil luchar contra ese monstruo porque es muy grande, pero al mismo tiempo puedes aprender. Quieras o no quieras, la calidad de la peor película, técnica y actoral, es mejor que muchas de las cintas que hacemos acá, y esto es simplemente porque ellos están haciendo filmes hace más de 100 años. Nosotros estamos todavía como bebés. No puedes competir con una industria que saca más de mil películas por año. Porque de esas mil, 20 van a ser increíbles y otras 100 van a ser empujadas comercialmente, y es difícil. ¿Cómo compites con eso? Nosotros hacemos dos o tres películas por año, decente, comerciales en el sentido de que el público se entera, porque hay películas en las que el público no se entera. Entonces, yo creo que estamos en un punto en el que nos tenemos que hacer respetar, pero la cuestión es que debemos hacer cosas buenas, equipo técnico, mecánico. Tenemos buenos guiones, buenos directores. Bolivia no es el único país. Brasil, que hace más de 100 películas por año, también sufre. El año pasado, una de sus cintas ganó en un festival por mejor guion, pero en las salas de cine le daban los peores horarios y eso que tenía buenos actores; es injusto, pero no podemos hacernos a los pobrecitos tampoco. Entonces, si hay tantos filmes, aprendamos y hagamos buenas películas. Antes no había calidad actoral. Mi generación creo que es la primera en tener experiencia.

Carlos: ¿Qué comedia te gustaría hacer? ¿Tal vez al estilo de Jim Carrey?

Fernando: ¡Qué buena pregunta! Tal vez algo como Fridon, que es un dramaturgo francés de la época de Moliere.

Carlos: ¿Viste cómo evolucionó Jack Nicholson desde El resplandor a Mejor imposible?

Fernando: Esa comedia, por ejemplo, es genial.

Carlos: Un drama tan emocional, tan humano, que al mismo tiempo te hace reír, te conmueve.

Fernando: Eso es lo que me gusta a mí. Esas comedias... es lo que decíamos antes… es muy difícil escribir un drama chistoso, una comedia dramática… es genial ese guion.

Carlos: Si le preguntas a la gente si se acuerda qué papel hiciste en El corazón de Jesús, ¿será que se acuerda?

Fernando: (risas) Sí, es una buena pregunta. Era corto, pero significativo…

Carlos: ¿Qué autor estás leyendo?

Fernando: Me gusta leer poesía en general. Estoy releyendo algunos libros budistas. Tengo un libro que te habla del origen del budismo tibetano. Me gustaría haber leído más de joven. (Marcel) Proust, (Albert) Camus, etc.

Carlos: ¿Y en cine, Fernando?

Fernando: Mi héroe es Daniel Day-Lewis. Si hablamos de sueños, el mío es actuar con él.

Carlos: Ah, Mi pie izquierdo.

Fernando: Ah, claro.

Carlos: También actuó en El último mohicano.

Fernando: (risas) Aunque no parezca mohicano… ah, y me gusta Edgar Allan Poe y Oscar Wilde.

Carlos: El retrato de Dorian Grey.

Fernando: Sí, yo no lo leí en el colegio y me aplacé en el examen (risas).

1. Fernando Arze Echalar es actor, director, guionista brasileño-boliviano. Actuó en películas bolivianas y brasileñas.

Trayectoria

Fernando Arze Echalar inició su carrera en 2002, con A normal life, filme de Dewey Moss (Estados Unidos); luego participó en El corazón de Jesús, de Marcos Loayza (2003); y El atraco, de Paolo Agazzi (2004).

Su trabajo continuó en las cintas La caza, de Laurent Jaoui (2008); El ascensor, de Tomás Bascopé (2009); Primer día de un año cualquiera, de Domingos Oliveira (2012); y Carga sellada, de Julia Vargas (2015).

También actuó en las películas Cuando los hombres quedan solos, de Fernando Martínez (2019); Juana Azurduy, guerrillera de la Patria Grande, de Jorge Sanjinés (2016); y El río, de Juan Pablo Richter (2018).

En 2018 se estrenó el filme Muralla, de Gory Patiño, cuyo papel protagónico de Arze recibió buenas críticas y lo posicionó entre los actores destacados del país. Otras cintas en las que el intérprete mostró su talento fueron Fuertes, de Óscar Salazar Crespo y Franco Traverso  (2019), y 98 segundos sin sombra, de Juan Pablo Richter (2021).

Los de abajo (2022) fue la más reciente película que protagonizó Fernando Arze, la cual dejó una huella imborrable, pues en septiembre de este año él se convirtió en el primer boliviano en recibir el Septimius Awards a mejor actor del continente americano por esa producción.


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