A diferencia de otras, goza del milagro de ser un espacio de encuentro activo, de orientación, apoyo, referencia para niñas, niños y jóvenes de todo un barrio.
Más temprano que tarde, las bibliotecas municipales zonales dejarán de existir. Espacios amplios, mesas, sillas, estantes llenos de libros y sin usuarios, eso es lo que ahora son. Detenidas en el tiempo, han sido incapaces de promover la lectura hasta convertirla en hábito de niñas, niños, jóvenes y vecinos en general. Sin ningún esfuerzo por responder creativamente al avance tecnológico y adecuarse a las necesidades de sus potenciales usuarios, languidecen solitarias, excepto….
Si uno pasa frente a la puerta o mira por las ventanas de la Biblioteca Pío X, de Villa Coronilla (Cochabamba), habitualmente la encuentra con decenas de niñas y niños. En una de las mesas leen cuentos o novelas y toman notas; la otra mesa está destinada a los que realizan sus deberes de matemáticas, lenguaje o historia; más allá, bajo un molle, hay niñas y niños que se preparan para los exámenes, ayudándose mutuamente, donde unos toman el repaso a los otros. Entre uno y otro ambiente, respondiendo a dudas, corrigiendo errores o sugiriendo modalidades, circula Mela Miranda.
Ella ha hecho posible el milagro de convertir a la biblioteca —sin abandonar su espíritu— en un espacio de encuentro vivo, de orientación, de apoyo, de referencia para niñas, niños y jóvenes de todo un barrio.
Más todavía, se ha convertido en el eje dinamizador del encuentro vecinal con las artes, a través de talleres de pintura, artesanía, escritura, funciones de títeres, teatro y más, acudiendo a la solidaridad de artistas que valoran sus esfuerzos.
Con certeza, este logro no hubiese sido posible sin: a) el amplio margen de libertad que a Mela le ha concedido la parroquia, en cuyos ambientes funciona la biblioteca; b) la empatía, sensibilidad y compromiso social que ella posee para reconocer las necesidades de los potenciales usuarios y darle forma de servicios que tengan como referencia a la propia biblioteca y; c) la estabilidad en el cargo de la responsable, cuando el resto de puestos de bibliotecarias/os son parte del botín político del que se apoderan los partidos políticos y, dentro de ellos, unas y otras corrientes.
La independencia política, la determinación de objetivos propios de acuerdo con el contexto y circunstancias, la flexibilidad e iniciativa permanente, el compromiso con el barrio, son las características de las personas o colectivos que han convertido a su espacio en centro vital, aun en las laderas … en un centro cultural.
* Es parte de Títeres Elwaky y coordina el proyecto Arte en mis Barrios.