Publicaron una declaración que establece, entre otros puntos, un firme apoyo mutuo a los intereses fundamentales de la otra parte, especialmente la soberanía.
Rusia y China han publicado una declaración conjunta sobre la profundización de la asociación global y la cooperación estratégica, luego de la reunión de sus respectivas delegaciones el martes en el Kremlin.
El documento estipula que las relaciones ruso-chinas de asociación global e interacción estratégica están entrando “en una nueva era”, alcanzando el nivel más “alto de su historia”, con un desarrollo continuo gracias a los esfuerzos constantes de ambas partes.
Moscú y Pekín señalan que sus relaciones no tienen el carácter de un bloque ni de confrontación y “no están dirigidas contra terceros países”. “No están sujetas a influencias externas y demuestran vitalidad y energía positiva”. De igual forma, verifican que los intentos de sustituir los principios y normas generalmente aceptados del derecho internacional por un orden basado en reglas “son inaceptables”.
Guiándose por los acuerdos alcanzados entre el presidente ruso Vladímir Putin y su homólogo chino, Xi Jinping, las partes se proponen:
Garantizar siempre que las relaciones bilaterales vayan por buen camino.
Prestar un firme apoyo mutuo a los intereses fundamentales de la otra parte, especialmente la soberanía, la integridad territorial, la seguridad y el desarrollo.
Profundizar y ampliar continuamente la cooperación práctica en el proceso de modernización para el desarrollo y la prosperidad conjuntos.
Promover la comprensión mutua y el acercamiento entre los pueblos de los dos países, y fortalecer sin cesar la base social y cívica de la amistad intergeneracional.
Promover un orden mundial multipolar, la globalización económica y la democratización de las relaciones internacionales, además de fomentar el desarrollo de la gobernanza mundial de manera más equitativa y racional.
Rusia y China señalan que cada Estado posee sus propias características históricas, culturales y nacionales y que “tiene el derecho a elegir su propio camino de desarrollo”, sin la necesidad de una “democracia suprema”.