Tres creativos bolivianos explorarán las conexiones y diferencias entre disciplinas que se cruzan y dialogan desde la sensibilidad, la crítica y la experimentación.
La Bienal de Diseño y Cartel Bolivia BICeBé 2025 tiene una agenda cargada de importantes actividades que tendrán como protagonistas a invitados nacionales e internacionales. Entre las actividades están talleres, que se desarrollarán en dos sedes, Cochabamba y La Paz, del 20 al 24 de octubre.
Según información institucional, destaca el taller Del diseño al arte, que estará a cargo de Alejandra Salvatierra, Camila Rojas y Alfredo Román, tres referentes nacionales que llegarán con una mirada fresca para indagar en las fronteras y los puntos de encuentro entre estas disciplinas.
Para Salvatierra, formada en Bellas Artes en Italia y también historietista, el diseñador no necesita ser artista, pues aunque ambos campos comparten recursos y sensibilidad, los objetivos son distintos. “El diseñador trabaja con necesidades concretas, muchas veces de terceros, mientras que el artista puede centrarse en su expresión personal”, afirma.
En la misma línea, Camila Rojas, docente y especialista en branding y diseño digital, considera que no es obligatorio transitar primero por el arte para luego ser diseñador. “Ambas disciplinas se complementan; estudiar diseño te hace más sensible al arte y, al mismo tiempo, si eres artista, valoras el diseño con otros ojos”, señala.
Alfredo Román, artista premiado en bienales de Santa Cruz, agrega que se trata de caminos distintos pero cercanos, pues históricamente ha habido diseñadores con formación artística y viceversa.
A la hora de hablar de los límites, los tres coinciden en que la creatividad y el impacto estético son los puntos de unión. El límite aparece en la función: mientras el diseño debe resolver problemas de comunicación, el arte puede ser libre y simbólico.
Para Rojas, esa frontera es flexible y a veces se difumina, pero sigue marcando una diferencia clara entre ambos oficios.
Román, por su parte, apunta que la conexión se da en la expresión gráfica, mientras que la diferencia se encuentra en la forma de ver y pensar el proceso de creación.
En este recorrido, no faltan los referentes que desdibujaron las fronteras. Salvatierra y Rojas mencionan a la Bauhaus como el gran espacio donde se unieron arte, diseño y funcionalidad, con figuras como Walter Gropius, Paul Klee, Kandinsky o Herbert Bayer.
Salvatierra recuerda también la fuerza experimental del arte psicodélico de los años 60 y 70, y Rojas apunta a diseñadores contemporáneos como Paula Scher, Jessica Walsh, Javier Jaén o Alejandro Magallanes, que mueven su trabajo en ese terreno difuso. Román rescata a Andy Warhol, que inició su carrera como diseñador gráfico publicitario antes de convertirse en ícono del Pop Art, y subraya el legado del boliviano Roberto Valcárcel, pionero del arte conceptual y el diseño visionario en el país.
Más allá de la técnica, los tres coinciden en que el pensamiento crítico es indispensable en la formación del diseñador. “El diseño no se trata solo de hacer algo bonito, sino de entender qué se quiere comunicar, a quién va dirigido y cómo impacta en el entorno”, remarca Salvatierra.
Para Román, la mirada crítica está ligada a la sensibilidad y abre nuevas posibilidades de conexión con el público. Rojas, finalmente, la considera la herramienta que define el valor del diseñador en un tiempo marcado por la irrupción de la inteligencia artificial: “Nuestro aporte no radica únicamente en la ejecución, sino en pensar el diseño, cuestionar, analizar e innovar con ética y responsabilidad”.
Con esta propuesta, la BICeBé 2025 confirma que será mucho más que un festival de carteles: se perfila como un espacio para repensar los lenguajes visuales y su capacidad de transformar la manera en que miramos el mundo.
AEP