Con devoción y profundo respeto.
La Paz, 14 de febrero de 2024 (AEP).- La ciudad de La Paz, envuelta en la mística de la cordillera andina, se sumió ayer en una atmósfera especial en el tradicional Martes de Ch’alla.
Las calles y comercios se transformaron en escenarios de ofrendas a la Pachamama, marcando el corazón de esta festividad boliviana única.
Desde tempranas horas de la mañana, la población se congregó en diversos puntos de la ciudad para llevar a cabo el ritual de la ch’alla, una ceremonia de bendición en la que se agradece a la Pachamama, la Madre Tierra, por las bendiciones recibidas y se le pide protección para el futuro.
Celebración arraigada en el mundo andino.
Los participantes llevaban consigo una variedad de elementos simbólicos: ramas de hierbas, flores, confites y bebidas alcohólicas, todo dispuesto para ser bendecido.
La ch’alla, entendida como una conexión espiritual con la tierra y los elementos, se extendió por mercados, hogares y espacios públicos.
Las fachadas de los edificios y los vehículos también recibieron la bendición, en un gesto que simboliza la integración de la espiritualidad en la vida cotidiana.
El Martes de Ch’alla no solo fue un recordatorio de las raíces culturales de Bolivia, sino también un llamado a la preservación de la armonía entre el ser humano y la naturaleza. En un mundo moderno en constante cambio, esta celebración ancestral demuestra que la espiritualidad y la tradición siguen siendo pilares fundamentales en la identidad boliviana.
Con sus rituales, el Martes de Ch’alla se erige como un testimonio de la riqueza cultural que perdura a lo largo del tiempo en el corazón de Bolivia.
Festividad ancestral que rinde homenaje a la Pachamama.
