El músico boliviano Marcelo Arias habla sobre su trayectoria, su vínculo con la música infantil y cómo sus composiciones buscan reflejar las vivencias y preocupaciones de los niños bolivianos.
Grober Loredo.- A pesar de la rica diversidad cultural de Bolivia, la producción artística destinada a la infancia es notablemente escasa. Un análisis de las agendas culturales de la prensa escrita, televisiva y de las redes sociales revela una falta de propuestas teatrales, cinematográficas, literarias y musicales dirigidas específicamente a este público. Para hablar de música infantil, la revista boliviana de títeres Alma en Mano ha convocado a Marcelo Arias, músico boliviano que lleva años componiendo, tocando y cantando para niños.
—¿Podrías hacernos un resumen apretado de tu trayectoria?
—Provengo de una familia que, sin haber alcanzado notoriedad pública, tenía la música en la sangre; todo acontecimiento era motivo para que mis padres, mis hermanas y yo, tomáramos la guitarra. En la adolescencia era típico juntarnos con amigos del barrio o del colegio. En 2003 nos conocemos con Mauricio Canedo y conformamos Quimbando, al que luego se integrará Arpad Debrecni; con los tres como base y distintas conformaciones de músicos en la guitarra, el bajo, los vientos, la percusión y teclado, grabamos cuatro discos: Cantos y desencanto, El último refugio, Apaguen la luz y Amanecer en menor. Por distintas circunstancias, la banda se disuelve en 2022.
—En todo caso, ¿tienes producciones como solista?
—Después de Apaguen la luz, por cuestiones familiares, me traslado a otro país, con breves retornos al nuestro. Esa ausencia, la soledad, las vivencias como migrante, darán pie a cuatro placas discográficas.
—Al margen de la producción con Quimbando y la de solista, encontramos un disco que se sale de esos moldes. ¿Qué es y de dónde sale Desde los sueños?
—Esa es otra historia o, mejor dicho, el otro lado de mi historia. En un trance de mi vida me encuentro y me integro a otra familia. De las cosas que marcan esta etapa son las interminables charlas de sobremesa: literatura, política, historia, música, teatro… Ahí se va cocinando lo que luego será Títeres Elwaky, como propuesta artística que pretenderá responder de manera auténtica a un segmento específico de la sociedad: la niñez y la familia. Pasados los años, hay un universo que se va configurando con las obras, los personajes y las tramas en las que se ven envueltos, lo que nos impulsa a crear canciones que muestran otros aspectos de la vida de estos personajes, pero en sintonía con el público al que nos dirigíamos. De ahí saltamos a concebir otras que son una combinación del recuerdo de nuestras vivencias infantiles con un imaginario que fue surgiendo de los títeres. Desde los sueños es un disco de música infantil del que, si bien soy el productor musical e intérprete, pertenece a Títeres Elwaky y compartimos la autoría de las canciones con compañeras y compañeros del elenco.
—Ahora estás con los últimos detalles de otra producción de música infantil. ¿De dónde tu preocupación por este género?
—Coincidirán conmigo —tú y los lectores— que, generación tras generación, hemos heredado canciones infantiles de otros contextos culturales. Canciones como Arroz con leche o La gallina turuleca fueron cantadas por nuestros abuelos/abuelas y, aunque siguen siendo populares, no representan el imaginario de las niñas y los niños bolivianos de este tiempo ni se vinculan con los ritmos y géneros musicales propios de nuestro país. Con Desde los sueños comprobamos que había un segmento de la población que esperaba y demandaba una propuesta musical para la niñez; dato aparte, de todos los discos que produjimos, éste fue el más vendido. Bueno, Cuento y canto (proyecto de creación de seis nuevas canciones) sigue esta huella, la de alimentar el repertorio de música para las infancias de nuestro país, pero en este caso nos proponemos reflejar las vivencias de nuestra niñez y los temas que son de su preocupación.
Fotos: Cortesía Grober Loredo
—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo, la amistad, diversidad de caracteres de las o los amigos en la escuela, lo que les hace especiales, lo que entre ellos valoran… de eso trata Mis amigas… este es un fragmento:
Tengo un grupo de amigas en la escuela
y sobre ellas te quiero contar
Yo que las conozco te digo de verdad
que cada una tiene algo especial
María Julia escribe historias divertidas
y las dibuja en las clases de inglés
También olvida sus cuadernos cada día
Pero en el arte nunca pierde interés …
Otro tema es el que habla de la existencia de brabucones o abusivos en la escuela y la manera de enfrentarlos. Este tema lo hicimos en ritmo de tinku:
Hoy me van a molestar
Hoy se van a burlar
Hoy me van a atacar
Yo me quiero defender
Pero no sé cómo hacer
De esto ya me cansé
¿Y de dónde salen estos temas, en qué se inspiran y cómo definen su ritmo?
—Hace más de veinte años que el trabajo artístico con Títeres Elwaky nos permitió una cercanía cotidiana con la niñez, de ahí salió Desde los sueños. Como músico tengo una especialidad en estimulación musical temprana y es cotidiana mi relación con niños muy pequeños, por otra parte, tengo una hija y un hijo… o sea vivo rodeado de wawas. De ahí salen los temas, de las charlas con ellos, de verlos, de escuchar tras sus palabras, de sus gestos.
—Ahora que ya no hay discos físicos y cuya venta o preventa permitía cubrir al menos parte los costos de producción ¿cómo están financiando Cuento y canto?
—A principios de año postulamos Cuento y canto a la II Convocatoria del Programa de Fomento a la Productividad Cultural y la Creación Artística, impulsado por el Centro de la Revolución Cultural (Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia). El proyecto fue seleccionado, por lo tanto recibirá apoyo económico con el compromiso de componer seis canciones infantiles y ponerlas a disposición de todas y todos a través de plataformas virtuales. Esperamos presentar pronto estas canciones —junto a otras— en conciertos públicos y reunir a las familias alrededor de la música.
La Paz/AEP