El escritor boliviano reflexiona sobre la experiencia de que su obra pueda ser leída en otros idiomas, así como sus nuevos proyectos.
La Paz, 01 de junio de 2023 (AEP).- Al escritor boliviano Gabriel Mamani, quien también trabajó como traductor, ahora le toca ver traducida su obra al hebreo. Su novela El rehén llegará a librerías de Israel en los próximos días.
Locus Books es la editora que publicará la obra, y la traducción estuvo a cargo de Erez Volk, con quien Mamani trabajó para que su novela tuviera el mejor resultado posible.
En esta experiencia, el escritor encontró un proceso particular, ya que en primera instancia la transformación de su relato implicó que su obra cambiara a algo extraño a él, para después volver a sentirla propia a partir de los sonidos de esta lengua.
“También he trabajado como traductor y el hecho de ser traducido ha sido un poco desconcertante. Ya que primero las palabras se transformaron en algo extraño —porque no conozco el hebreo— y luego volví a reconocerlas. Al traducir no solo se respeta el significado de las palabras, sino también su longitud sonora; entonces, a la larga, pude identificar una vez más la obra con lo que se emitía de ella”, explicó.
Si bien la experiencia es interesante, el escritor aseveró que ya no es lo más relevante, porque una vez que se publica una novela, ya es del lector, ya es de quienes acceden al mundo que se activa dentro de ella, una vez que se lee.
Sin embargo, lo que sí es importante es que gracias a este libro Bolivia puede darse a conocer y plantear su identidad como país latinoamericano, rompiendo estereotipos que encasillan a todo el continente sudamericano y haciendo escuchar su voz.
“Esta imagen caribeña, donde hace calor y todo es bastante bullicioso, es parte de este patrón que se tiene de lo que es Latinoamérica. En cambio, cuando les digo que vengo de un lugar donde hace frío y está a 3.600 metros de altura, su curiosidad despierta. Entrar a los circuitos internacionales de la literatura no se trata solo de un autor o una obra, sino de disputar un lugar de poder, de lograr ser escuchados y de ocupar más espacios, como país de la periferia”, señaló Mamani.
En esa línea, otra de sus propuestas literarias, Seúl, São Paulo, está en proceso de traducción al francés y será presentada en los próximos meses en Barcelona.
Para el autor, Bolivia es una mina rica en problemáticas a desarrollar, y los elementos que forman su cultura ofrecen una cosmovisión particular, que aún no se ha dado a conocer en el mundo del arte.
“La influencia del aymara que está en toda la ciudad de La Paz, todo el tiempo, es algo novedoso. Nuestra relación con el suelo, con la música —recientemente estuve en un concierto de Kala Marka, en el que pudimos escuchar un solo de zampoña durante ocho minutos—, eso no pasa en cualquier parte”, dijo.