El creador cruceño Yefrin Acuña presenta una exposición con 12 esculturas en el Museo Nacional de Arte.
La relación entre una madre, su cuerpo y el hijo que cuida y alimenta es el detonador creativo de la muestra Introspección: raíz de vida, del creador cruceño Yefrin Acuña, quien cumple uno de sus sueños al presentar esta propuesta en el Museo Nacional de Arte (calle Comercio, esq. Socabaya).
Si bien utiliza bocetos y maquetas para diseñar lo que después serán sus esculturas, la escritura es uno de los pasos primordiales para crear. En este caso, un poema guio sus reflexiones.
“Ella le canta al color de sus alegrías a ese vínculo que crean siendo Raíz de vida a pasos cortos la llegada espera”, escribió Acuña.
Durante el proceso de creación, el artista buscó retratar los movimientos de una madre mientras gesta y, más adelante, cuida y alimenta a su hijo. Así, durante ocho meses, fue trasladando sus reflexiones a esculturas en bronce.
Mientras trabajaba se dio cuenta de que necesitaba volver a investigar y ahí descubrió la relación entre las raíces y las venas que aparecen en los senos de una mujer cuando da de lactar. Desde ese momento, la muestra tomó forma, también incluyó el trabajo de las parteras y formalmente se alejó de lo figurativo para buscar elementos más sutiles e insinuar en lugar de mostrar.
“El parto y las parteras son un tema que también exploré en otra exposición que realicé en 2021 que titulaba Manos con historia. Son etapas en las que voy desenvolviéndome, un tema me lleva al otro, y quiero aprovechar el contexto en el que vivo, porque no tengo que buscar un tema, sino aprovechar lo que se tiene cerca. Yo nací de manos de una partera y me cuentan que a la partera que me atendió le pagaron con dos gallinas”, narró el artista, quien ha expuesto tanto en Bolivia como en el extranjero.
Además de un movimiento orgánico y la sutileza, otro de los objetivos técnicos que se planteó Acuña fue generar obras que pudiesen ser apreciadas desde cualquier ángulo, es decir “que no den la espalda al espectador”, explicó. Sin embargo, considera que como artista continúa aprendiendo y mejorando, desde su conexión con la escultura y otros géneros artísticos.
“Bueno, sigo trabajando y aprendiendo, leyendo libros de diferentes autores de literatura y también sobre escultura. Yo creo que al artista se le alimenta así para poder seguir construyendo. El arte puede ser una búsqueda constante, sobre diferentes temas que pretendo expresar para mí; hago lo que veo y lo que puedo entender”, aseveró.
La formación de este artista comienza gracias al maestro Juan Bustillos, en Santa Cruz de la Sierra, a través de una beca para trabajar esculturas en metal. Su educación se complementó gracias al apoyo de la Fundación Patiño, experiencia a partir de la cual el creador trabaja para abrirse varias puertas en el país y fuera de él.
La Paz/AEP