Esta es la historia aún no contada del movimiento fabril boliviano. Mujeres que brillaron por su talento y fortaleza inquebrantables, a pesar de enfrentar adversidades solo por ser mujeres. Su lucha por los derechos laborales dejó una herencia invaluable en conquistas sociales que perduran hasta hoy.
Luis Oporto Ordónez (*). - A fines del siglo XIX y principios del XX, Bolivia experimentó una primera migración de súbditos alemanes, que se dedicaron a establecer casas comerciales, importadoras, joyerías y relojerías, tales como las firmas Gundlach, Brockman, Freudenthal, Hellmann y Gasser. Esa dinámica mercantil y empresarial en las relaciones entre Bolivia y Alemania “cobró fuerza especialmente en el área minera con hombres como Möritz Hochschild, uno de los ‘Barones del Estaño’. Otros instalaron cervecerías, fábricas de embutidos, droguerías, licores, papelerías, moliendas. Aquí surgen nombres o marcas notables como Stege o Schilling con la firma Inti, o Kyllmann con Hansa”.
Wilhelm Kyllmann gestionó que la colonia alemana donara a Bolivia (en el marco del Centenario de su independencia en 1925) un avión Junkers F-13 y de esta manera sentar las bases de lo que sería luego el Lloyd Aéreo Boliviano, como menciona Elías Blanco. A partir de 1920 comenzó otra fase del avance industrial boliviano, con emprendimientos que se suman a la Cervecería Boliviana Nacional, creada en 1886. Las inversiones alcanzaron un punto máximo desde la segunda década del siglo XX, con lo que se creó una nueva capacidad productiva, derivando en la instalación de la cervecería Taquiña, fábricas de cigarrillos, embotelladoras de refrescos y gaseosas, industrias molineras, productos alimenticios, fábricas textileras (Domingo Soligno, Forno, Punto Blanco, Said), calzados, cerámica y ladrillos, cemento, papeles y cartones, sombreros, insumos médicos y droguerías, como ejemplos representativos de la industria nacional, como caracteriza Alfredo Seoane.
La mano de obra se nutrió esencialmente del núcleo urbano de las ciudades, a la que paulatinamente se fueron sumando migrantes indígenas, desposeídos de tierras, que formaron el “ejército industrial de reserva”. En esa base social de varones destaca la presencia femenina, de la que poco se ha estudiado. La Historia Oral del Movimiento Fabril, a través del testimonio de sus protagonistas, llena ese vacío. En esta crónica recogemos aportes sustanciales de los exdirigentes fabriles que exhumaron del olvido a valerosas mujeres.
Presencia femenina en las fábricas
Felipe Tapia señala que “en el sector fabril particularmente siempre han trabajado las compañeras, aunque no en la cantidad de los varones. En la fábrica Ibusa trabajaban al alrededor 180 obreros, de los cuales 50 o 60 eran señoras; en Said de los tres mil tantos, eran ochocientas y más las trabajadoras”.
Pascual Maydana, por su parte, remarca que “En la fábrica Said el total de los trabajadores eran más de 3.000 trabajadores, que trabajaban en tres turnos. Entraba 7 de la mañana, 3 de tarde, 11 de la noche hasta el día siguiente, entonces eran más de 3.000 trabajadores en total. Entre ellos eran 550 mujeres, pero la mayoría eran de pollera, había también de vestido”. Raúl Paco Lobatón recuerda que “Las compañeras de Zonatex participaron en actividades sindicales, era una hilandería bastante grande que se encontraba en la zona de Achachicala. Ahí trabajaban más de 500 mujeres, la mayoría de vestido. Soligno también ha alojado bastante a las compañeras, han trabajado muchas”.
Secciones fabriles destinadas a las mujeres
Felipe Tapia afirma que “había fábricas, por ejemplo, de calcetines, ropa interior, en las cuales la mayoría eran trabajadoras mujeres”. Hernán Ariñez reconoce que “las mujeres han tenido una labor bastante fructífera, como en el caso de la Forno, trabajaban en las secciones de hilandería, telares, bobinado, semipeinado, urdimbre. Los hombres eran casi un 60% nomás y la mayoría eran mujeres”. René Loayza precisa que “había centros productivos especialmente para el sexo femenino, las fábricas de camisas, en su mayoría eran mujeres. Los hombres cortaban los telares, camisas y demás cosas, pero las costureras eran mujeres, salvo alguna que otra excepción. En los laboratorios también se empleaba al sexo femenino en buen porcentaje, donde las ubicaban en ciertos sectores, donde puedan desarrollar de acuerdo a su naturaleza”.
Pascual Maydana afirma que “las mujeres trabajaban más en la sección hilandería, después en urdidoras, telares, pabiladoras, bobinado. En la fábrica Vita, Forno, Textilón, Soligno, Asbún, también había mujeres”. Raúl Paco Lobatón confirma que “estas compañeras (Zonatex) eran transportadas en camiones, de la empresa llevábamos a la hilandería para que ahí puedan retorcer en sus retorcedoras, trabajaban tres turnos, de 7 a 3, de 3 a 11, y de 11 a 7 de la mañana”.
Mujeres de pollera y mujeres de vestido
René Loayza recuerda que “En algunos centros de trabajo había personas que vestían de pollera, la Fábrica Nacional de Vidrios, Said, en la fábrica de Salchichas Stege, en las molineras, Papelera, también había mujeres de pollera, lo que quiere decir que las empresas requerían de ese personal, por el mismo hecho de que las damas son delicadas, las personas de pollera siempre un poquito más fuertes”. Stanley Camberos aclara que “generalmente era en las fábricas (de textiles) donde desempeñaba esas funciones las compañeras de pollera, y en las fábricas de camisas, laboratorios, etc., eran compañeras de vestido. Las compañeras de vestido hacían unos trabajos más pulcros por el hecho de producir productos farmacéuticos, camisas, etc. En cambio, en los telares, en las curtiembres y en los lugares donde se producía masivamente, eran compañeras trabajadoras de pollera”.
Mujeres en la dirigencia político-sindical
Felipe Tapia afirma que “las mujeres muy poco participaron en la lucha sindical política. En la época del 52 del MNR, Lydia Gueiler y Margarita Bedregal eran personas que se destacaron como mujeres. Había una compañera, Adela Vargas, que era dirigente fabril, miembro de la Confederación de Fabriles”. Stanley Camberos acota: “El año 1959, la compañera Adela Vargas ocupó la cartera de vinculación femenina del Comité Ejecutivo de la Confederación de Trabajadores Fabriles de Bolivia. Era una compañera de la fábrica de Focos, se reúne con las compañeras de las distintas fábricas y se logra por convenios con los empresarios organizar Salas Cuna para que los hijos de las trabajadoras sean mantenidos adecuadamente en las distintas fábricas. Otro aspecto fundamental también es señalar que las compañeras trabajadoras no solo eran expectantes del movimiento obrero, eran partícipes de sus actividades”. René Loayza la caracteriza como “la compañera Adela Vargas de Focos Philips, ha sido una compañera tipo varonil, que emprendía, no tenía miedo a los varones. Dentro de la plenaria del comité ejecutivo, ahí lo desafía a Carlos Rodas a agarrase a puñetes. Era una compañera de temple”. René Loayza exhuma sorprendentes trayectorias de mujeres dirigentes fabriles. “Hemos tenido valerosas compañeras. La compañera Candelaria Pomier, una compañera de la Fábrica de Camisas la Favorita, compañera a todo temple, tanto en el carácter como en las opiniones que vertía. La compañera Lucinda Domínguez era chuquisaqueña, de la Fábrica Corona. Una compañera que ha llevado adelante los postulados de la clase trabajadora fabril. No tenía ningún temor, aportaba con opiniones, con sus conocimientos de trabajadora, con el sufrimiento de las mujeres en sus hogares, por lo poco que ganaban, a ser explotadas por el patrón, para cumplir su labor diaria. He conocido una señora de pollera, de buena estatura, no sé de dónde provenía, doña María Miranda, tal vez de la Fábrica de Tapa Coronas Fanet (fabricaban tapa coronas para la cervecería), una señora cuya naturalidad era innata, porque no creo que haya estudiado a más de primaria, pero manifestaba sus opiniones, sus criterios al momento preciso, cuando había discusiones en la Federación de Fabriles de La Paz y acompañaba a los compañeros en momentos álgidos, entre los varones se declaraban en huelga de hambre, (se la veía) llevando coca y el “pisquito”, el “trago”. Doña Victoria Fernández de Laboratorios Inti, una compañera que también ha participado en el cargo de secretaria general del Sindicato de Laboratorios Inti, componente también de la Federación Fabril, una compañera que ha participado junto con el batallar de los dirigentes de la clase trabajadora fabril. Doña Betty Nogales de Pérez, otra de las compañeras que tiene también su lugar en la lucha sindical. Trabajaba en la fábrica de Camisas La Modelo, una compañera que ha dado también su parte en este trajinar de la lucha de la clase trabajadora, y por qué no decirlo en la lucha obrera en el país. Teníamos una compañera que trabajaba en la (fábrica de cigarros) Derby. Esta persona ha muerto al producirse el regreso de un congreso que se realizó en Cochabamba. Al congreso se viajaba en tren y había que pasar de un camarote a otro. Ahí se resbaló y se hizo aprisionar con las ruedas del tren y murió ahí”.
Hernán Ariñez recupera la trayectoria de “La compañera Candelaria Vega, cuando el regimiento de los carabineros (ahora Regimiento Colorados) se sublevó, salimos de la Forno, Vidrios y algunos sindicatos más, para aplastar esa rebelión y la compañera Candelaria salió con su fusil delante de nosotros disparando. Así tomamos el cuartel y toda la munición que había, nos los llevamos algunos armamentos más. Las compañeras Ofelia Altamirano, Adela Vargas (cuando el compañero Lechín era vicepresidente), los confinaron al compañero Daniel Saravia, Max Toro, al compañero Camacho, por reclamar nuestros derechos. En un ampliado de la Central Obrera las dos compañeras decían: ‘Hemos pedido su libertad, o si no, Lechín que renuncie a la vicepresidencia’. Entonces nos declaramos en huelga de hambre y las cuatro de la mañana nos dijeron: ‘Van a regresar del exilio’, y todas las otras organizaciones nos apoyaron”.
Carmelo Sillerico trae a la memoria a valerosas mujeres: “Entre las compañeras que han conseguido después con la lucha también la compañera Victoria Hidalgo pertenecía al Sindicato de Textiles Barrero; Ana Aguilar pertenecía al Sindicato de ICE, Adela Mamani a Atlántida, Candelaria Pomier a chompas La Polonesa, Victoria Foronda de ICE; igualmente la portera de la Federación de Fabriles que tenía el apellido de Córdoba. Prácticamente toda la familia y su esposo de doña Daria Vargas fueron asesinados en una de las revoluciones. Ustedes conocen la historia de la famosa compañera comunicadora social María Kantuta, de radio Continental, que en su momento ha dado pautas de alerta cuando la oligarquía arremetía a los trabajadores, junto a varios comunicadores, por ejemplo Roberto Lazcano, Gastón Lobatón, Eduardo Godoy, Eloy Fingo, Jaime Cruz y otros”.
Ofelia Altamirano, paradigmática líder fabril
Una de las dirigentes fabriles más emblemáticas es Ofelia Altamirano Gómez. Nació en La Paz, el 10 de enero de 1927. Muy joven trabajó para solventar la economía de su hogar, pero estudió magisterio. Impartió sus conocimientos con niños y niñas de Guaqui, donde permaneció hasta 1944. Retornó a la urbe paceña donde ingresó a trabajar como operaria en el sector de “planchado de camisas” de la modesta fábrica Albin del industrial Alberto Handal. En 1958, la empresa cambió de nombre por el de camisas Lord, finalmente por el de camisas Manhattan. Su trayectoria sindical es notable.
En 1952, junto con sus compañeros, fundó el Sindicato de Trabajadores Albin, del que fue secretaria general; en 1963 organizó el sindicato de trabajadores Lord. En los siguientes años ocupó la Secretaría de Beneficencia de la Federación de Fabriles de La Paz, cargo desde el que consiguió la instalación de guarderías infantiles, hizo aprobar media hora de tolerancia para que las madres dieran de lactar a sus bebes, ocupó cargos importantes en la Confederación General de Trabajadores Fabriles de Bolivia, siendo elegida delegada ante la Central Obrera Boliviana. En el III Congreso Ordinario de la COB (1962) es elegida como secretaria de Vinculación Femenina en el Comité Ejecutivo Nacional de la COB. Fue designada delegada nata, junto a Óscar Sanjinés, Alfredo Pinto, René García y Daniel Saravia, al VIII Congreso Fabril en la ciudad de Tarija (1969). La Confederación General del Trabajo (CGT) de la República Argentina la invitó para visitar centros industriales de ese país; los trabajadores mexicanos la invitaron para asistir al congreso internacional de obreros organizado en México (1960); viajó a la república del Perú invitada por los trabajadores, donde se reconoció su trayectoria sindical (1961); asistió en representación de los trabajadores de Bolivia a la Conferencia Sindical Latinoamericana de Trabajadores que se realizó en Santiago de Chile (1962). Fue autora del proyecto de ley para declarar el 11 de octubre como Día de la Mujer Boliviana, presentado al parlamento a través de la diputada nacional Lydia Gueiler.
Los testimonios de los exdirigentes son elocuentes. Felipe Tapia señala que “entre todas ellas la que se desatacó es la compañera Ofelia Altamirano, trabajadora de la fábrica Manhattan. Su esposo era Daniel Saravia, trabajador de Calzados García. Ambos han sido dirigentes de la Federación de Fabriles, de la Confederación de Fabriles, de la Central Obrera Boliviana. Ambos han sufrido también represión política”. Stanley Camberos corrobora que “era la que impulsaba, como madre de las trabajadoras, a todos los movimientos obreros. Y, había otra compañera en mi comité ejecutivo posterior, que también era trabajadora de laboratorios Vita. Estas compañeras se han encargado de conseguir algunas ventajas para las trabajadoras, especialmente de Said, Soligno y Forno. En muchas fábricas se ha puesto en vigencia, en todas las empresas, el té de las tres de la tarde. La mujer ha jugado un papel importantísimo en el movimiento obrero fabril”.
René Loayza asevera que “sería poco decir que Ofelia Altamirano Gómez es una gran mujer, es brillante en la lucha sindical fabril, porque ha tenido como pareja, como esposo, a don Daniel Saravia. Por lo tanto, una pareja, tanto el varón como la compañera, aunaban criterios y luchan por la clase trabajadora; es así que doña Ofelia ha sufrido los embates de la lucha de su esposo, de la lucha de la clase trabajadora fabril, porque en la época de Barrientos Ortuño, don Daniel Saravia las veces que ha sido detenido, las veces que ha sido sacado de su casa, lo han mandado a Alto Madidi, lo han mandado al Paraguay, lo han desterrado y los sufrimientos eran para la familia, (pero) era mayor para doña Ofelia, que sufría como compañera de lucha y sufría como esposa. En varias oportunidades ha sido componente del Comité Ejecutivo de la Confederación General de Trabajadores Fabriles y en el III Congreso de la Central Obrera Boliviana, aquilatando el valor de la lucha de la mujer proletaria, la nombran Secretaria de Vinculación Fabril Femenina, la primera mujer que integra el Comité Ejecutivo Nacional de la COB”.
Mujeres en los campeonatos deportivos
Stanley Camberos se refiere al deporte: “También organizamos equipos femeninos de básquet, en la Said, en la Forno, en la Soligno. En la fábrica Asbún, donde yo trabajaba, había 80 trabajadoras y organizamos equipos femeninos de básquet, les hicimos participar en todo ello”. René Loayza complementa: “Dentro del accionar de nuestras compañeras también se ha practicado el deporte, practicaban el básquet, para ello formamos el seleccionado de la Federación de La Paz, con el representante del ‘Fabril 18 de Mayo’, participó en el campeonato de la Asociación de Voleibol de La Paz. Con compañeras que trabajaban en diferentes centros de trabajo, formamos nuestro propio campeonato femenino de voleibol. Esto también ocurrió cuando el compañero Felipe Tapia estaba en la federación, las compañeras formaron su propio seleccionado, así como el de Laboratorios Vita”.
Las trabajadoras fabriles sujetas al sistema patriarcal
René Loayza recuerda que “por el mismo hecho de ser mujer estaban sujetas a lo que diga el esposo en el hogar. Para componer el directorio de un sindicato había que pedir permiso al esposo, consultar al esposo, de esa manera en lo personal pienso que ha sido un atajo el no dar libertad a nuestras compañeras para emprender la lucha igual que nuestros compañeros varones. Se sacrificaban bastante, porque las reuniones duraban hasta las 10 y 11 de la noche, tenían que irse de sus hogares, dejando abandonados a sus pequeños hijos, dejando el hogar, pero más importaba la lucha, la convicción proletaria de las personas”. Por otra parte, devela el trato discriminatorio de las empresas hacia las mujeres: “en cierta época los patrones han abierto los ojos, ya no querían mujeres, preferían (varones) de la clase media más baja. Querían personal que les sirva de carga para su diario estar dentro de las empresas, porque no querían ya al sexo femenino, llámese de pollera o de vestido, los patrones objetaban en que al sexo femenino, por su estado de embarazo, cuando ya llegan a tener pareja, pagaban sin que preste servicio a la empresa, lo cual le resultaba la mantención perjudicial económicamente a la empresa. Porque hay que pagar, tres meses antes y tres meses después, el 70% de su sueldo sin trabajar y eso es oneroso para la empresa”.
Stanley Camberos agrega que “en cuanto a que ya no querían recibir más mujeres, era por los beneficios logrados por las luchas sindicales. A la compañera trabajadora se la protegía, en su pre y posnatal, tres meses de descanso, por la seguridad social y aun había algo más, si las trabajadoras mujeres tenían hijos, (se les reconocía) un subsidio, lactancia, y las trabajadoras tenían que merecer determinado tiempo de reposo. Actualmente se practica eso en menor escala, porque han empezado a regular y no quieren ahora recibir trabajadoras fácilmente”. Raúl Paco Lobatón confirma que “las compañeras ahí (Zonatex) eran un poco discriminadas en el aspecto laboral, porque estaban siempre propensas a un posible embarazo”.
* Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas (UMSA). Docente titular de la Carrera de Historia de la UMSA.
La Paz/AEP