Un brazo del Nilo de 64 km, ahora enterrado bajo el desierto, podría haber sido clave para la construcción de las pirámides egipcias hace 4.700 años, según un nuevo estudio.
La Paz, 09 de junio de 2024 (AEP). – Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que las pirámides egipcias se construyeron originariamente a lo largo de un brazo de agua del río Nilo, de 64 kilómetros de longitud, al que han llamado Ahramat (pirámides en árabe), que posteriormente quedó sepultado bajo tierras de cultivo y desierto.
El hallazgo, que recogió la revista Communications Earth & Environment, podría explicar por qué 31 pirámides, entre ellas los complejos piramidales de Guiza y Lisht, se concentran ahora en una estrecha e inhóspita franja desértica, parte del Sáhara.
Todas esas pirámides se construyeron a lo largo de un periodo de casi 1.000 años que comenzó hace unos 4.700 años, cuando el Nilo solía tener un caudal mucho mayor que el actual y en algunas zonas se dividía en varios brazos, según las pruebas sedimentarias estudiadas.
‘Movida’ por la naturaleza
Los autores creen que una gran acumulación de arena arrastrada por el viento, y vinculada a una gran sequía que comenzó hace 4.200 años, podría explicar la migración del brazo de agua Ahramat hacia el este y su posterior sedimentación.
La investigadora principal, Eman Ghoneim, de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington, y su equipo estudiaron imágenes por satélite para encontrar la posible ubicación de ese antiguo brazo del río que discurría por las estribaciones de la meseta del desierto occidental de Egipto, muy cerca de los campos de pirámides.
A continuación, utilizaron prospecciones geofísicas y estudiaron muestras de suelo para confirmar la presencia de sedimentos fluviales y de antiguos canales bajo la superficie terrestre moderna, lo que indicaría la presencia de un antiguo ramal del Nilo: Ahramat.
Explica la localización de las pirámides y la función del río
Este hallazgo explicaría por qué estos campos de pirámides se concentraron a lo largo de esta franja particular del desierto, cerca de la antigua capital egipcia de Menfis, ya que habrían sido fácilmente accesibles a través del brazo del río en el momento en que se construyeron.
Además, los autores han visto que muchas de las pirámides tenían calzadas que acababan en las orillas del brazo del Ahramat, lo que indicaría que el río se utilizaba para transportar materiales de construcción.
Estos descubrimientos subrayan la importancia del Nilo como ‘autopista’ y arteria cultural para los antiguos egipcios, y también ponen de relieve cómo las sociedades humanas se han visto históricamente afectadas por los cambios medioambientales.
Los investigadores abogan por seguir investigando para hallar más ramales extintos del Nilo que ayuden a priorizar las excavaciones arqueológicas a lo largo de sus orillas y a proteger el patrimonio cultural egipcio.
Paisaje oculto explica el misterio
Solo basta con ver las famosas pirámides de Guiza tal y como están hoy en día para preguntarse: ¿cómo fueron capaces los antiguos egipcios de construir hace unos 4.500 años, sin tecnología moderna y con una precisión asombrosa, semejante maravilla de la ingeniería humana?
Una de las imágenes que suele venir siempre a la mente son las rampas primitivas para transportar los pesadísimos bloques de piedra hasta su posición. No obstante, los egipcios habrían necesitado mucho más que esto.
Ahora, otro estudio revela otros nuevos detalles que ayudan a entender más de cerca cómo tal hazaña de ingeniería fue posible. Y todo parece indicar que podemos agradecérselo a otro ramal del río Nilo, perdido hace tiempo.
El ramal de Khufu: brazo seco del río Nilo
En la actualidad, el cuerpo principal del Nilo se encuentra a unos 8 kilómetros de distancia de las pirámides de Guiza, lo cual es una distancia enorme si se trata de arrastrar grandes cantidades de piedra por la arena.
Sin embargo, el estudio reciente sugiere que los antiguos egipcios contaron con la ayuda de lo que hoy es un brazo seco del río Nilo para construir las pirámides de Guiza, lo que permitió el transporte de materiales al lugar que de otro modo habría sido imposible.
Así, según el estudio a cargo de la geógrafa Hader Sheisha, de la Universidad de Aix-Marsella, hace más de 4.000 años, un brazo del Nilo, hoy desaparecido, conocido como el ramal de Khufu, llegaba a la zona del complejo piramidal de Giza.
En concreto, el equipo multidisciplinar, que incluía expertos en geografía, historia, ecología y geociencia, entre otros, determinó que este brazo del Nilo estuvo en su apogeo entre el 2700 y el 2200 a.C., coincidiendo con el mismo periodo en el que se cree que se construyeron las tres pirámides principales de Guiza.
Antiguos ingenieros egipcios aprovecharon el Nilo
“Para edificar las pirámides, las tumbas y los templos de la meseta, ahora parece que los antiguos ingenieros egipcios aprovecharon el Nilo y sus inundaciones anuales, utilizando un ingenioso sistema de canales y cuencas que formaban un complejo portuario al pie de la meseta de Guiza”, escribe Sheisha y sus colegas.
“Sin embargo, hay una escasez de pruebas ambientales sobre cuándo, dónde y cómo evolucionaron estos antiguos paisajes”, agregaron.
Este estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, analizó las capas de roca de la llanura aluvial de Guiza —tras perforaciones realizadas durante las obras de ingeniería urbana en los alrededores de la actual Guiza—, así como los fósiles de la zona, para comprender los cambios en los niveles de agua en la historia de la región.
En específico, los investigadores recurrieron a los granos de polen fosilizados para trazar una imagen más detallada del sistema fluvial tal y como discurría hace milenios.
“Imposible construir las pirámides sin la rama del Nilo”
“De la tercera a la quinta dinastía, la rama de Khufu ofrecía claramente un entorno propicio para el surgimiento y desarrollo de la construcción de pirámides, ayudando a los constructores a planificar el transporte de piedra y materiales en barco”, escribió el equipo de investigación en el estudio.
“Era imposible construir las pirámides aquí sin esta rama del Nilo”, dijo Sheisha, la investigadora principal del estudio, a The New York Times.
Los nuevos hallazgos refuerzan las teorías anteriores sobre el transporte de materiales de construcción al río Nilo, y sobre el brazo de Khufu como una vena vital del antiguo Egipto, que ayudaba a sus trabajadores a transportar materiales a las pirámides desde otros lugares.
Creciente importancia de la ciencia medioambiental
Investigadores de otros campos han alabado los hallazgos, señalando la creciente influencia que la ciencia medioambiental tiene en la comprensión moderna de la historia antigua.
“Estamos consiguiendo una comprensión más realista y dinámica de las sociedades humanas más atrás en el tiempo” al incorporar el análisis científico al estudio de la historia, dijo Joseph Manning, que enseña historia clásica en Yale, según recoge The Times of Israel.
No obstante, a pesar de los nuevos descubrimientos, muchos otros detalles en torno a la construcción de las pirámides siguen siendo inciertos. Por ejemplo, persisten los interrogantes sobre cómo los egipcios diseñaron el acceso al agua de las pirámides de Guiza. Además, sigue sin haber una idea sólida de cómo se colocaron los colosales bloques uno encima de otro —que tenía originalmente 146,6 metros de altura y estaba formada por más de 2,3 millones de grandes bloques de piedra que pesaban 6 millones de toneladas en total— en una estructura muy compleja con un laberinto de pasajes interiores y tumbas.