BDP-SAM invirtió casi Bs 9 mil millones en créditos para 67.000 productores
El impacto de la actividad crediticia del BDP-SAM generó alrededor de 657 mil empleos a nivel nacional.
A lo largo de sus diez años de vida, el Banco de Desarrollo Productivo-Sociedad Anónima Mixta (BDP-SAM) desembolsó más de Bs 8.982 millones en créditos directos, beneficiando al menos a 67.000 productores.
La cifra corresponde a préstamos colocados desde 2015, cuando la entidad comenzó a operar como banco de Primer Piso, respaldada por la Ley de Servicios Financieros (N° 393).
El cambio de rol marcó un punto de inflexión para la institución. Hasta entonces, el BDP-SAM funcionaba como banco de Segundo Piso, es decir, canalizaba recursos a través de intermediarios financieros. La autorización para otorgar créditos de manera directa llegó el 15 de junio de 2015, respaldada por la Ley de Servicios Financieros (N° 393).
Desde entonces, los montos colocados y la cobertura geográfica han crecido de forma sostenida. En 2015, el volumen inicial fue de Bs 31,4 millones. Diez años después, el acumulado se acerca a los Bs 9 mil millones, lo que representa un incremento del 28.462%. En ese mismo lapso, el número de clientes pasó de 666 a más de 67.000.
Los créditos llegaron a 297 municipios, lo que equivale al 87% del territorio nacional. Muchos de estos préstamos fueron dirigidos a pequeños productores, cooperativas y unidades económicas en zonas rurales, aunque también alcanzaron a sectores urbanos con dificultades para acceder al sistema financiero tradicional.
En términos sectoriales, el 67,2% de los préstamos colocados en esta modalidad se destinó al rubro agropecuario. Le sigue la industria manufacturera, que concentra el 25% de la cartera. Otras actividades, como turismo comunitario, pesca y transformación de alimentos, también recibieron financiamiento a través de líneas específicas.
Además del crédito, el banco implementó programas de asistencia técnica. Incluyen formación en gestión, asesoría productiva y apoyo para establecer vínculos comerciales. La estrategia busca reforzar la capacidad operativa de los emprendimientos atendidos.
A diez años del inicio de esta etapa, la entidad concentra su atención en sectores considerados estratégicos para la economía nacional. La experiencia acumulada sugiere que el acceso al crédito, combinado con acompañamiento técnico, puede influir en la sostenibilidad de los proyectos productivos.
El impacto económico de la actividad crediticia del BDP-SAM también se refleja en el empleo. De acuerdo con datos oficiales, los créditos directos generaron alrededor de 657.000 empleos en el país, contribuyendo a dinamizar economías locales y a fortalecer redes productivas, especialmente en áreas rurales y municipios intermedios.
En línea con las tendencias regionales, el rol de los bancos de desarrollo se ha ido ampliando. Ya no se limitan a la intermediación financiera, sino que participan activamente en políticas públicas orientadas al crecimiento económico inclusivo. Bolivia forma parte de esta transformación, y el caso del BDP-SAM ilustra ese proceso.
Para los próximos años, la entidad prevé reforzar su presencia en regiones con menor acceso a servicios financieros y ampliar su cartera de productos.
Una trabajadora agropecuaria que accedió a un crédito BDP.
AEP