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Luego de años de descuido en la exploración, el Gobierno apunta a la revitalización

Arce hizo de la reactivación del UPSTREAM un eje de la política energética.

Desde 2010 hasta 2020, Bolivia atravesó un periodo de escasa inversión exploratoria en hidrocarburos: apenas se perforaron cuatro pozos exploratorios, ninguno de los cuales resultó exitoso. Como consecuencia, el desempeño del sector entró en declive, asi lo explicó el año pasado el presidente Luis Arce.

Las reservas no fueron repuestas, la producción de gas y petróleo disminuyó gradualmente y el país experimentó una creciente dependencia de importaciones, tanto para consumo interno como para cubrir sus obligaciones internacionales.

Por eso, Arce hizo de la reactivación del Upstream un eje de la política energética, insistiendo, en diversos actos oficiales, en que “no basta con nacionalizar, hay que protegerla”.

Su visión concibe la soberanía energética como un proceso estructurado y permanente. En la celebración de los 55 años de la segunda nacionalización, Arce expresó que la exploración es una condición para garantizar la sostenibilidad del sistema.

La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, señaló que el PRU requiere continuidad más allá del horizonte 2025 y ha resaltado la importancia de la sinergia institucional, el compromiso territorial y la apertura ordenada a nuevos actores. Prada también destaca la necesidad de una planificación técnica que sea coherente con la magnitud de los hallazgos.

Cabe recordar que la nacio- de recilencia nalización de los hidrocarburos no solo implicó la recuperación del control estatal —con la retención del 82 % de regalías e impuestos, sino también la responsabilidad de administrar esos recursos con eficiencia.

Los resultados hasta 2025, con 13 pozos positivos y un plan financiero robusto, evidencian un esfuerzo por cubrir esa brecha. Sin embargo, queda por resolver la capacidad de mantener el impulso en la práctica institucional.

MIRANDO HACIA UN MODELO MIXTO DE DESARROLLO

A mediano y largo plazo, el Gobierno plantea una estrategia mixta. El viceministro Raúl Mayta y el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, han coincidido en que YPFB necesita socios estratégicos extranjeros. Empresas como Petrobras, Repsol, Total, Fluxus y Canacol manifestaron interés. Para atraer inversión, el Ministerio impulsa reformas a la Ley 767, con la intención de permitir contratos que compartan riesgos sin ceder el control de la propiedad estatal. Se calcula que esto podría movilizar hasta $us 500 millones adicionales.

 Este enfoque pone sobre la mesa un dilema central: preservar el control estatal sin renunciar a la eficacia operativa. La experiencia acumulada hasta ahora (técnica, geológica, financiera) buscó apoyar la viabilidad de un modelo que combine recursos públicos y privados, sin replicar errores del pasado. En ese sentido, la continuidad del PRU depende de decisiones políticas a nivel legislativo, administrativo y operativo.

Al asumir el poder, Arce y el Ministerio de Hidrocarburos y Energías decidieron confrontar este panorama con una intervención explícita: ordenaron la elaboración del Plan de Reactivación del Upstream (PRU 2021–2025), un programa destinado a reconstruir la capacidad exploratoria y productiva del país. La meta era clara: reponer reservas, reducir la dependencia de compras externas, activar la economía regional y asegurar una gestión energética con respaldo estatal.

El PRU se lanzó formalmente en julio de 2021, de la mano de YPFB, en torno a una estrategia que planteó inicialmente más de 50 proyectos exploratorios y reflejó un giro de 180 grados en cuanto a la política exploratoria implementada en años anteriores.

En este marco, la primera inversión que tuvo lugar en 2021 contemplaba recursos para estudios geológicos, sísmica, perforaciones, procesamiento de datos y operatividad en seis departamentos (Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Cochabamba, La Paz y Pando). Esto marcó un cambio sustancial en la dinámica estatal del sector.

Hasta marzo de 2025, los datos oficiales del Ministerio de Hidrocarburos indicaron que se encontraban en ejecución 11 pozos exploratorios, otros 24 ya habían sido cerrados y nueve estaban en proceso de contratación o preparación. En conjunto, estos avances constituyeron una actividad sostenida y sumamente importante a nivel técnico que perfila una reversión del descuido de años anteriores.

Tras su aplicación inicial, el plan Upstream rindió frutos, ya que entre 2021 y 2025 se hallaron 13 pozos positivos, es decir, con descubrimientos que justifican prospección adicional e inversión de desarrollo. Según las autoridades, estos hallazgos se distribuyen principalmente en Tarija (seis pozos), Santa Cruz (tres pozos), Pando (un pozo) y La Paz (un pozo).

Con este avance refleja una revitalización técnica y un retorno de la exploración a zonas tanto tradicionales como emergentes.

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¿CÓMO FUNCIONA EL ESQUEMA DE INVERSIÓN Y RIESGO DEL PRU?

Al ser un programa estratégico, el plan está estructurado con una fórmula mixta. YPFB asume dos tercios del riesgo exploratorio (66 %), mientras que el 19 % lo financian operadoras privadas y el restante 15 % corresponde a subsidiarias estatales. En términos monetarios, se proyectó una inversión total de $us 1. 410 millones hasta 2025, de los cuales YPFB aporta $us 931 millones, las empresas privadas $us 268 millones y las filiales estatales $us 215 millones.

Solo en 2024, los datos oficiales señalan que $us 276,8 millones se destinaron a exploración, junto a $us 94,1 millones para explotación y $us 71 millones para infraestructura. Para 2025, el presupuesto del Upstream alcanza $us 703,7 millones, del cual YPFB abarca el 45%, sus filiales el 43% y operadoras privadas el 12% restante. Esta composición revela la centralidad del aporte estatal, complementado por aportes de terceros.

Desde la perspectiva operativa, las actividades del PRU comprenden estudios geológicos avanzados (sísmica 2D, aerogravimetría, modelamiento), perforación en profundidad, evaluación de estructuras y análisis de datos. El trabajo se extiende no solo al Chaco, donde históricamente se concentra la producción, sino también hacia regiones menos exploradas como el norte de La Paz, el Subandino y Pando, con presencia técnica inédita.

EL DESAFÍO PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS

El PRU representa un punto de inflexión en la historia reciente del sector hidrocarburos en Bolivia. Sus resultados preliminares, 13 pozos positivos, actividades en seis departamentos y un presupuesto superior a los mil millones de dólares superan con creces la etapa anterior marcada por la paralización. El esfuerzo estatal, liderado por el presidente Arce y respaldado por la ministra Prada, ha devuelto a YPFB a una posición central en la exploración.

Sin embargo, el camino por delante está lleno de retos. Mantener las inversiones, consolidar socios privados bajo condiciones claras, legalizar nuevos esquemas de cooperación, asegurar infraestructura y mantener la institucionalidad son elementos indispensables.

El éxito del PRU dependerá tanto de la capacidad técnica para sostener pozos y campos resultantes, como de la voluntad política para asegurar una gestión coherente y de largo plazo.

AEP

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