Desde la brutal dictadura de García Meza hasta el fallido intento de Zúñiga, pasando por Kaliman y Orellana, cada episodio en más de 40 años ha puesto a prueba la determinación del pueblo boliviano para defender la democracia.
Bolivia, a lo largo de su historia reciente, ha sido escenario de varios intentos de subversión del orden constitucional por parte de elementos militares.
Estos episodios, que van desde golpes de Estado exitosos hasta intentonas frustradas, han marcado profundamente el desarrollo político y social del país.
El golpe de Estado de Luis García Meza en 1980 representa uno de los capítulos más oscuros de la historia boliviana.
García Meza, entonces general del Ejército, derrocó al gobierno constitucional de Lidia Gueiler Tejada el 17 de julio de 1980.
Su régimen, que duró poco más de un año, se caracterizó por una brutal represión, violaciones sistemáticas de los derechos humanos y vínculos con el narcotráfico.
La dictadura de García Meza dejó una profunda herida en la sociedad boliviana y reforzó la determinación del pueblo para defender la democracia.
KALIMAN
Casi cuatro décadas después, en noviembre de 2019, Bolivia volvió a enfrentar una crisis política que involucró a las Fuerzas Armadas.
El general Williams Kaliman, entonces comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, "sugirió" la renuncia del presidente Evo Morales en medio de protestas masivas tras las disputadas elecciones.
Aunque Kaliman no tomó el poder directamente, su intervención fue vista por muchos como un factor decisivo en la salida de Evo Morales.
ORELLANA
En el mismo contexto de la crisis de 2019, surge el nombre del general de Ejército Sergio Orellana.
El 13 de noviembre de 2019, la expresidenta de facto Jeanine Añez cambió al alto mando militar y posesionó a Orellana como el nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
El 19 de noviembre, el jefe castrense ordenó el operativo para trasladar combustible de la planta de Yacimientos en Senkata a La Paz y en la operación militar fueron asesinados diez civiles desarmados y resultaron heridas más de 70 personas.
Al amparo del régimen de facto, Orellana, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ingresó con uniforme camuflado por la fuerza, junto con otros militares, a la Asamblea Legislativa Plurinacional para exigir a los legisladores que aprueben la lista de ascensos, como lo pidió antes Jeanine Añez.
ZÚÑIGA
El caso más reciente ocurrió el 26 de junio, cuando el general Juan José Zúñiga, entonces comandante del Ejército, lideró un intento de golpe de Estado contra el gobierno del presidente Luis Arce.
A diferencia de los episodios anteriores, este intento fue rápidamente neutralizado gracias a la resistencia popular, especialmente en la ciudad de El Alto, y la lealtad de sectores clave de las Fuerzas Armadas y de la Policía.
La investigación posterior reveló una compleja red de conspiración que involucra a militares activos, retirados y civiles.
Estos eventos, espaciados a lo largo de más de cuatro décadas, grafican la persistente amenaza que los alzamientos militares han representado para la democracia boliviana.
Desde la brutal dictadura de García Meza hasta el fallido intento de Zúñiga, pasando por Kaliman y Orellana, cada episodio en más de 40 años ha puesto a prueba la determinación de las instituciones al servicio de la Constitución y del pueblo boliviano para defender la democracia.
Mac/AEP