Los periodistas de El Comercio reflejaron fielmente la noticia de un despojo, descrito entonces como injusto e ilegal.
El 28 de febrero de 1879 el diario paceño El Comercio denunciaba, cargado de vibrante patriotismo, la invasión chilena del puerto boliviano de Antofagasta.
“Mejillones y Caracoles en poder del invasor, denunciamos ante el mundo el cobarde crimen”.
La noticia, que había traído el estafeta Gregorio Collque después de recorrer 76 leguas, 380 kilómetros, en cinco días, hizo sentir dolor y angustia a los bolivianos de aquel tiempo.
Los periodistas de El Comercio reflejaron fielmente la noticia de un despojo, descrito entonces como injusto e ilegal.
Se trata de un documento de inapreciable valor histórico.
Uno de los mayores desafíos para los periódicos durante los primeros años de la formación de la República fue generar contenidos decentes, dignos y relevantes. Y el público de entonces tenía el derecho a recibir información imparcial, precisa y honesta.
Es ahora evidente que El Comercio, en un tiempo difícil para el país, cumplió con esos principios.
Los historiadores bolivianos coinciden en que tres son los periódicos fundamentales para comprender el periodo de la formación del país: El Cóndor de Bolivia (1825-1828), el Iris de La Paz (1829-1839) y La Época (1845-1857).
El Cóndor de Bolivia, considerado el primer periódico de la República.
Y El Comercio, fundado en La Paz de Ayacucho en 1877, fue durante la Guerra del Pacífico el diario más difundido.
Cada uno en su momento intentó, con información honesta, incrustar en la conciencia del libre ciudadano boliviano a serlo realmente con el ejercicio de derechos y deberes, pero también con sacrificios y renunciación.
Esa línea la marcó El Cóndor de Bolivia en el prospecto del periódico que circuló el 29 de octubre de 1825: “…ilustrar al pueblo en sus verdaderos intereses para hacerlo marchar por la senda de la libertad verdadera, para que sea feliz, para indicarle los escollos y peligros que la ambición, las pasiones exaltadas, las miras inicuas y la intriga puedan presentarle”.
Los cuatro periódicos publicaron en su momento noticias no solo de gran impacto, sino también de graves consecuencias políticas.
El Cóndor de Bolivia
El 24 de abril de 1828, El Cóndor de Bolivia publicó lo que sería el primer golpe de Estado en Bolivia.
“Los enemigos del orden mandados desde el otro lado del Desaguadero sedujeron a la rebelión a los 80 hombres que había en la guarnición de Chuquisaca y provocaron desde el día 18 hasta el 22 de abril gran tumulto en la ciudad. Tras la reciente marcha de las tropas auxiliares de Colombia a su patria, la villa se encontraba desprotegida y los agentes enemigos de la República aprovecharon la situación y ganaron para su causa a tres sargentos y un mayor, entre ellos argentinos y peruanos”, señala el periódico en una extensa nota.
Durante el motín fue herido el presidente de entonces, Antonio José de Sucre. Obligado a renunciar al cargo, el Gran Mariscal de Ayacucho abandonó el país cuatro meses más tarde.
El Iris de La Paz
El Iris informó de la derrota del Ejército de la Confederación Perú-Boliviana, ocurrida el 20 de enero de 1839.
El Iris de La Paz circuló en el gobierno de Andrés de Santa Cruz.
El 17 de febrero de 1839, el periódico paceño publicó una nota sobre el “desastre” de Yungay: “…hemos sufrido un contraste que no esperábamos ciertamente, cuando todas las posibilidades nos anunciaban una victoria segura”.
En febrero desapareció la Confederación, el Iris de La Paz vendió su último número en la tienda de Cristóbal Ocaña y concluyó el gobierno de Andrés de Santa Cruz.
La Época
José Ballivián promovió la fundación de La Época luego de su triunfo en Ingavi. Fue el primer periódico regular de la República que pudo sostenerse con sus propios ingresos.
Después de la caída de Ballivián, fue administrado por Manuel Isidoro Belzu. Derrocado este, la publicación continuó luego con Jorge Córdoba.
La Época informó sobre los golpes y las conspiraciones que se tejieron en la agitada vida política de entonces.
El Comercio
El 25 de febrero de 1879 llegó la noticia a La Paz de la ocupación de Antofagasta, mediante correo expreso enviado desde Tacna.
El Comercio informó de los sucesos del 14 de febrero e indicó, en su edición del 28, que el buque chileno Blanco Encalada desembarcó en la ciudad boliviana de Antofagasta.
“De ese infortunado día”, El Comercio rescata la historia de la niña Genoveva Ríos, de 14 años, quien a riesgo de su propia vida escondió la Bandera Nacional entre sus ropas para que no caiga en manos chilenas.
En el más acusador documento de aquel periodo de sangre y de heroísmo, el periódico paceño arengaba: “Vamos a defender los sagrados derechos de esta patria amada (…) morir antes que esclavos vivir”.
El Comercio denunció la “cobarde” invasión chilena; El Cóndor, el primer golpe de Estado; el Iris, el “desastre” de Yungay; y La Época, las conspiraciones.
La Paz/AEP