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Escándalo entre exministros de Añez: Roxana Lizárraga y Arturo Murillo se enfrentan en acusaciones de corrupción y moralidad

Dejaron al desnudo las miserias de un gobierno de facto profundamente corrompido.

Dos exministros del régimen de facto de Jeanine Añez, y prófugos de la justicia boliviana, se enfrentaron en agrias declaraciones públicas apelando a las inmoralidades mutuas y dejando al desnudo las miserias de un gobierno profundamente corrompido.

Roxana Lizárraga, exministra de Comunicación de Añez, y Arturo Murillo, de la cartera de Gobierno, hombre fuerte del régimen y de alta confianza de la senadora autoproclamada presidenta, ventilaron sus asperezas sin dejar nada en el tintero.

La primera lo hizo en contacto con medios de prensa del país, y el segundo respondió, a través de la plataforma X, desde una sala de internet del Centro de Detención Federal de Seguridad Administrativa del condado de Miami Dade, Florida, Estados Unidos, donde purga una condena de cinco años y ocho meses de cárcel por los delitos de soborno internacional y lavado de dinero proveniente del millonario sobreprecio en la compra de gases lacrimógenos en Bolivia en 2019.

Lizárraga aseguró que Murillo “negoció” con Evo Morales para no procesarlo, a pesar de que el fugado expresidente “incitaba para que exista un enfrentamiento, una convulsión grande en el país, una guerra civil en la que no le importaba si existían muertos”.

Dijo que se habían encontrado dos celulares de altas autoridades de Morales en la Editorial del Estado, uno de ellos de “rango ministerial”.

“En los móviles se encontraron mensajes de ministros, audios del exministro Juan Ramón Quintana, y con esa evidencia se podía haber realizado todo un juicio a Evo Morales y a muchas personas que eran cómplices de lo que estaba pasando en 2019 en torno a las elecciones y el fraude electoral”, relató.

Los teléfonos móviles —según Lizárraga— fueron entregados al exministro Murillo, quien después de unos días afirmó que “no había encontrado algo relevante”.

“Pero no era cierto”, dijo la experiodista, ella aseguró que sí había visto los celulares y que encontró “mucha información relevante”.

“Después deduje que Arturo Murillo ha podido negociar esta información. Al parecer, Murillo negociaba muchas cosas con el Movimiento Al Socialismo y con Evo Morales”, declaró.

Lizárraga no tuvo reparos en calificarlo de “delincuente” y le endilgó haber ensuciado la gestión de Añez.

MURILLO RESPONDE

Con su uniforme de presidiario, el exministro de Gobierno, un político poco escrupuloso en las finanzas públicas —como lo refleja la condena en su contra— y manipulador de la justicia, al haber montado al menos dos casos judiciales, admitió haber tenido en sus manos dos celulares, pero que “no tenían nada que podría servir para abrir un caso contra el dirigente cocalero o Juan Ramón Quintana”.

En una línea descalificadora, el exdiputado del partido de Samuel Doria Medina aseguró que Lizárraga “jamás renunció” y que la despidieron dos meses después de jurar como ministra por haber viajado a Estados Unidos sin permiso de Añez e insinuó que lo hacía para verse con su amante, Carlos Sánchez Berzaín, a quien alude sin nombrarlo.

“Lizárraga jamás renunció. Se le pidió su renuncia por realizar más de seis viajes a Miami con recursos del Estado a visitar, sin permiso de la presidenta, a su íntimo amigo, quien trataba de dar órdenes a nuestro gobierno, el mismo que fue patrocinador de Lizárraga”.

La exministra de Comunicación y Sánchez Berzaín negociaron con el entonces presidente de Ecuador, Lenín Moreno, el préstamo de armas no letales para controlar el estallido social en Bolivia después del golpe de Estado de 2019.

“Seguramente, su íntimo amigo le dictaba todo lo que dijo en la oreja mientras la entrevistaron”, comentó el reo.

Y Murilo, a quien su jefe político lo bautizó despectivamente como el ‘Bolas’ por su marcada torpeza e ineptitud, dijo que “paga por error”, en clara alusión al caso de corrupción que lo llevó a una cárcel de Estados Unidos, “por un bien mayor”.

ANDRÓNICO

El exministro también respondió a los dichos de Lizárraga de que, durante el proceso de pacificación, Andrónico Rodríguez no quería hablar con él. Sostuvo que sí habló con el entonces dirigente del trópico y que fue una ficha importante en las negociones. 

“Andrónico habló en varias ocasiones conmigo. Seguramente lo negará, pero lo hizo. Es más, le pagamos pasajes en BoA para ir a La Paz, se lo recogió y protegió porque estaba muy asustado, y nosotros queríamos detener los conflictos”.

Él fue una ficha importante dentro de las negociaciones. No fue fácil porque tiene la escuela de Evo y sabe camuflarse muy bien”, afirmó Murillo.

Corroboró, sin embargo, que los dirigentes del Chapare no lo querían en las reuniones, pero recordó que esos mismos quemaron su hotel e intentaron atentar contra la vida de su familia.

Montaje

Murillo negó también haber montado un caso contra el exministro de la Presidencia Jerjes Justiniano, como le acusó Lizárraga.

Según la experiodista, Arturo Murillo le montó un caso a Justiniano relacionado con el caso Manada de Santa Cruz, por lo cual después dejó el Gobierno.

El exministro aseguró que Justiniano “fue sustituido porque se creía el presidente”, ya que “hacía lo que quería sin informar a la presidenta y además ni siquiera le contestaba el teléfono”.

En respuesta, Lizárraga aseveró que Murillo se creía el presidente. “Ensuciaste toda la gestión de Añez y la arruinaste a ella. Ayudaste al retorno de la dictadura. Hay un Dios que todo lo ve. Y yo confío en él”, agregó.


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