El panorama para el expresidente es complejo, con desafíos legales y un clima social adverso.
Mientras el expresidente Evo Morales (2006-2019) anunció que buscará ser candidato en las elecciones generales de 2025, y un multimillonario lo coloca en sus encuestas entre aspirantes a la presidencia, en varias ciudades del país las paredes amanecieron pintadas con consignas que vinculan al dirigente cocalero con “pedofilia”.
¿Volverías a votar por un pedófilo? Esta pregunta se lee en gran parte de los barrios paceños y alteños, y en la ciudades del eje central del país.
Estas expresiones, aunque informales, representan una muestra de rechazo ciudadano hacia su figura política y su posible retorno al poder.
Morales anunció que buscará ser candidato en las elecciones generales del próximo año, utilizando el instrumento político del Movimiento al Socialismo (MAS) o, en caso de no recuperar su liderazgo en esta organización que la dirige Grover García con aval del Tribunal Supremo Electoral, con una “sigla prestada o regalada”.
Así lo declaró el dirigente cocalero durante su programa radial en Kawsachun Coca, reiterando su intención de competir a pesar de los obstáculos legales que enfrenta.
Morales, quien ya ocupó la presidencia por tres mandatos consecutivos, enfrenta impedimentos constitucionales para postularse nuevamente, conforme a la normativa boliviana que establece límites para la reelección.
Este escenario complica su intención de regresar al poder, incluso si logra recuperar el control del MAS mediante las acciones jurídicas interpuestas por su defensa.
El expresidente también está involucrado en investigaciones judiciales tanto en Bolivia como en Argentina. En Bolivia, enfrenta acusaciones por los delitos de estupro y trata y tráfico de menores, mientras que en Argentina es investigado por presunto tráfico de personas y abuso sexual.
Estos casos, relacionados con menores de edad, han generado cuestionamientos públicos y rechazo en distintos sectores de la sociedad.
Las críticas hacia el dirigente político han sido reflejadas en diversas encuestas que evidencian su creciente imagen negativa. Entre los motivos están su papel en el boicot a la gestión del actual presidente Luis Arce desde la Asamblea Legislativa, su promoción de bloqueos de caminos que dañan la economía, su insistencia em volver a la presidencia y su relación con menores de edad.
“Nosotros vamos a participar en las elecciones nacionales con el MAS si ganamos esta batalla jurídica. Y si no, igual, será con sigla prestada, será regalada, eso no es problema”, sostuvo Morales, reiterando su determinación de competir en los comicios de 2025.
El panorama para el expresidente es complejo, con desafíos legales y un clima social adverso que pone en duda sus posibilidades de retorno al liderazgo político.
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