Imágenes que circulan por el mundo muestran al mandatario boliviano firme y resuelto enfrentando, con autoridad, a la tropa alzada en armas.
El momento crucial para evitar la consolidación del golpe de Estado ocurrió cuando el presidente Luis Arce confrontó al cabecilla del golpe, el comandante del Ejército Juan José Zúñiga, según evaluó Álvaro Ruiz, viceministro de Autonomías.
Ruiz señaló que si el Presidente hubiera ordenado el retiro de su gabinete de ministros del Palacio para evitar pérdidas humanas, los militares habrían ingresado y el golpe se habría consolidado.
“Si no lo encara, hubiera pasado lo que ha pasado en 2019, y el Presidente muestra el liderazgo que tiene, encara la situación, no se va del Palacio”, señaló la autoridad de la Presidencia a la televisora privada Red UNO.
Fascista
En un dramático giro de acontecimientos, el miércoles 26 de junio, el Primer Mandatario enfrentó personalmente en puertas del presidencial Palacio Quemado a los insurrectos.
En traje de combate, la tropa alzada utilizó un carro blindado para forzar la entrada de la antigua casa de gobierno que conecta con la Casa Grande del Pueblo, sede de la presidencia del Estado, con dos potentes embestidas.
Sin embargo, el presidente Arce, lejos de amedrentarse, se enfrentó directamente al general Zúñiga, el militar visible del golpe de Estado fallido.
Arce, en un cara a cara con el uniformado, que quedará grabado en la memoria colectiva, le ordenó el inmediato repliegue de las tropas.
En el tenso intercambio, el Jefe de Estado ordena: “¡Repliegue a todas estas fuerzas en estos momentos! (...) ¡Es una orden!
Ante la negativa del uniformado se escucharon gritos ciudadanos de “no estás solo, Presidente” y de furia contenida contra el militar al que increparon de “golpista” y llenaron de improperios.
Acto seguido, se procedió a la posesión del Alto Mando de las Fuerzas Armadas. El nuevo comandante del Ejército, José Sánchez, ordenó a los militares movilizados retornar a sus unidades.
Poco después del enfrentamiento del Jefe de Estado con Zúñiga, con miles de personas movilizadas alrededor de la plaza y en el centro paceño, los militares que habían tomado el Palacio Quemado con carros de combate artillados y tropa con munición de guerra comenzaron a retirarse, restaurando la calma en la sede de gobierno.
La Paz/AEP