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Villa Albina, un palacio mágico ubicado en el corazón de Pairumani

Una historia de amor rodea a su construcción, la casa fue edificada en 1917, especialmente para Albina Rodríguez por orden de su esposo, Simón I. Patiño, el ‘Rey del estaño’. Hermosos salones, jardines amplios y muebles importados de Europa e Indonesia adornan las habitaciones del lugar que hoy es el museo Casa Villa Albina.

Simón Iturri Patiño, el empresario minero que fue uno de los grandes barones del estaño y probablemente la figura más destacada en el ámbito de las grandes compañías mineras que dominaron la economía boliviana durante buena parte del siglo XX, le prometió a su esposa Albina Rodríguez construirle un palacio en Cochabamba. Y así lo hizo, en 1917 comenzó la construcción de una casa de campo en el corazón de Pairumani, a unos 16 kilómetros de la ciudad de Cochabamba.

La edificación se llamó Villa Albina, en honor a Albina Rodríguez. “Patiño dispuso que allí se edificara una casa de estilo alemán inspirada en elementos eclécticos de la arquitectura historicista europea, llamada Villa Albina en honor a su esposa, y que la propiedad se convirtiera en una hacienda modelo llamada Pairumani, cuyo nombre proviene del primigenio y autóctono nombre del lugar”, señala Jimena Lavayén en su investigación sobre la hacienda.

Simón I. Patiño murió antes de que la construcción fuera concluida. Su esposa e hijos la habitaron hasta 1953, para después mudarse a Europa, específicamente París, donde fijaron su residencia, mientras en Bolivia se producía la nacionalización de las minas.

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La residencia fue diseñada por el arquitecto francés José Turigas y edificada por el constructor francés Francisco Nardin. Se trata de una edificación de dos pisos formalmente inspirada en los principios de la corriente artística del Art Nouveau y Art Deco en su decoración y mobiliario, con un patio central interior con una fuente de agua de material pétreo, rodeado de salas siguiendo el estilo tradicional de la casona local republicana.

Los ambientes son acogedores y están equipados con alfombras persas, lámparas forjadas en bronce, alabastro y arañas de cristal de roca. Los muebles tienen diversos estilos: sillas Luis XV y Luis XVI, sillones Reina Ana, escritorios y mesas de estilo Inglés o Imperio. El comedor principal es un bello Chippendale y en los dormitorios domina el mobiliario de estilo Directorio.

La planta superior fue construida para las áreas privadas de la casa: dormitorios, baños y lugares de reposo. Las habitaciones están equipadas con variedad de objetos personales que se exponen a manera de recrear la vida cotidiana de la familia.

La luz y el agua, indispensables, fueron obras de ingeniería que proveyeron a la casa de campo de los esposos Patiño Saavedra de estos dos elementos.

El lugar acoge el mausoleo en el que descansan los restos de la familia Patiño Rodríguez: Simón (1947) y Albina (1953) junto a sus hijos, René (1976), Graziella (1980) y Antenor (1982), fallecidos todos en el extranjero.

Historia

En 1964, los herederos de los esposos Patiño donan la propiedad de Villa Albina en favor de la Fundación Universitaria Patiño. En 1967 se inaugura en la ciudad de Cochabamba el Centro de Pediatría Albina R. de Patiño, y un año después (1968), el edificio de Portales es convertido en un centro pedagógico y cultural.

Las puertas de la Casa Museo Villa Albina fueron abiertas al público el 10 de mayo de 2019.

Los magníficos jardines ocupan cerca de 16 hectáreas y están embellecidos con especies arbóreas nativas e introducidas, algunas de ellas muy raras, en el país, como las colecciones de varias especies de araucarias, encinos y magnolias. 

La Paz/AEP


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