Mujeres constructoras, lustracalzados, fabriles, campesinos, emprendedores se levantan de a poco y ven con más esperanza su futuro.
La Paz, 01 de mayo de 2023 (AEP).- A sus 54 años, Lidia Romero, de la Asociación de Mujeres Constructoras (Asomuc), está logrando, junto a sus compañeras, reactivar su economía de a poco. El tiempo de encierro que duró la pandemia de Covid-19 en 2020 y parte de 2021 fue casi la muerte y un retroceso para los derechos laborales que había logrado su sector antes de 2019.
Sin trabajo ni posibilidades de sobrevivir en las ciudades, ella se marchó al campo y regresaba de vez en cuando a la ciudad de La Paz para vender algunos productos al menudeo.
El anhelo era volver a trabajar en lo que se había formado, la construcción, con especialidad en pintura de fachadas.
Al volver a su oficio, a mediados de 2021, se encontró con que el pago diario iba a ser 30% menos que el que reciben los varones.
“A los hombres les pagan 100 pesos y a nosotras menos de 80. Eso no era justo porque hacíamos el mismo trabajo en la obra”, comentó.
Para su sector, las políticas que asumió el gobierno de facto de Jeanine Añez causaron graves daños a los derechos labores que habían logrado. Es más, ese tiempo era como volver a la época del 21060, de los años 80, de oferta y demanda, además de la relocalización del sector.
Vuelven las esperanzas
Hoy nuevamente las esperanzas vuelven a surgir. Lidia indica que está trabajando con la diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) Bety Yañíquez para que ingrese a la Asamblea un anteproyecto de ley que establece la igualdad salarial en el trabajo de la construcción.
Durante la pandemia y a falta de políticas económicas claras, los jóvenes, mujeres, campesinos, microempresarios y otros tuvieron que reinventarse para reactivar su economía.
Este es el caso de Mauricio Durán, estudiante de Administración de Empresas, su hermano Fabián, quien se forma en Gastronomía, y su prima Marcela, que les ayuda a preparar masas especiales.
“Hicimos un experimento y nos salió bien, nos dedicamos a vender tortas, pero no las comunes, sino algo que no había en el mercado, como las tortas de maíz con queso”, cuenta.
Este negocio les ayudó a salir de la crisis y sin pensarlo crearon una nueva oportunidad para solventar sus estudios en la universidad.
Mauricio considera que el devolverle la tranquilidad al país le ayudó mucho y ahora piensa en un préstamo bancario para hacer crecer su emprendimiento.
Lo mismo siente Rosmery Chuquimia, quien junto a su hermana Lizet ha impulsado un centro cultural único en El Alto denominado AMTA. El negocio nació en plena pandemia y para fortalecerlo sacaron un crédito del Banco de Desarrollo Productivo (BDP), un programa financiero que impulsa el Gobierno central para apoyar a las pequeñas y microempresas.
“La verdad, nos ayudó bastante. Nosotros teníamos la mitad de la inversión y el crédito que nos dieron fue fácil”, afirma.
Lustrabotas
Don Roberto Silvestre tiene más de 40 años lustrando zapatos. El 1 de mayo, Día del Trabajador, cumplirá 57 años.
Con una sonrisa expresa el orgullo de ser lustrabotas, un oficio que se vio seriamente afectado por el encierro que causó la pandemia.
“No podía salir, solo caminaba con mi carnet para que no me detengan en la calle, eran feos esos días”, señaló al recordar la medida del gobierno de facto de Añez, que aplicó una cuarentena rígida en el país.
Para don Roberto, que tiene su puesto en la calle Comercio, de La Paz, el retorno de del Gobierno del MAS al poder político le trajo más alivio.
“Tantas cosas han hecho por los campesinos, yo soy del campo y he visto cómo hemos mejorado. Ahora nos estamos reactivando de poco en poco, pero es porque todo quedó mal en 2019 y en 2020”, sostiene.
Fabriles
Rudy Menacho es secretario de Organización de los fabriles de La Paz y durante la pandemia su sector sintió los estragos por falta de una política laboral clara. Es por eso que muchos de sus compañeros perdieron sus empleos por la paralización de las empresas.
El sector campesino también se vio afectado por las políticas restrictivas que se aplicaron en 2020. Por ejemplo, en la provincia Omasuyos de La Paz, ellos vieron afectada la producción de leche y el turismo.
“Los anteriores gobiernos nos han saqueado todo. En 2020 era peor. Ahora que nos estamos reactivando quieren volver a hacer lo mismo que en 2019. Nosotros ya no lo vamos a permitir”, enfatizó el dirigente de los Ponchos Rojos de Omasuyos, Policarpio Mamani, y representante de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).