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En los llanos orientales de Santa Cruz hay más de un centenar de colonias menonitas. Foto RRSS

El demonio anda suelto en una colonia menonita

Hay una pesadilla recurrente en esta sociedad protestante tradicionalmente cerrada al mundo exterior: la agresión sexual a decenas de mujeres.

En el corazón de los llanos orientales de Santa Cruz, la colonia menonita protestante El Dorado vive una crisis silenciosa que amenaza a sus mujeres.
A 110 kilómetros al sur de Santa Cruz de la Sierra, esta comunidad ultra religiosa, conocida por su estilo de vida tranquilo y tradicional, enfrenta una realidad que recuerda a lo que sucedió en Las Piedras y Belice, y mucho antes a la vecina Manitoba, que vivieron la misma pesadilla.

Las mujeres de El Dorado viven bajo una constante amenaza de agresiones sexuales, paradójicamente, a manos de sus propios vecinos, hombres que se presentan como profundamente religiosos y temerosos de Dios.

Esta situación, reportó la televisora privada Unitel, ha generado un clima de miedo generalizado en la colonia, erosionando la confianza y la tranquilidad que alguna vez caracterizaron a esta comunidad que se aísla voluntariamente de la modernidad.

Aprovechando la oscuridad de la noche, un grupo de hombres ha adoptado en El Dorado tácticas que recuerdan a casos similares ocurridos en el pasado a otras colonias menonitas: Manitoba, entre 2005 y 2009, y Las Piedras y Belice en 2022 y 2023.

De acuerdo con las investigaciones, los abusadores se embriagan, escogen una casa, esparcen con spray un producto químico adormecedor por las ventanas y después ingresan para tener a las víctimas a su disposición y abusarlas sexualmente.

Este patrón de conducta violenta es asombrosamente el mismo desde el famoso caso de Manitoba, que llegó a las primeas planas de noticias del mundo.
En Manitoba al menos 300 mujeres de entre cinco y 60 años aseguraron ante la justicia que fueron ultrajadas, aunque se cree que la cifra superó fácilmente las 500. En Las Piedras y Belice fueron al menos 150 y ahora en el Dorado la cifra preliminar es de al menos 20.

EL DEMONIO

En Manitoba, Las Piedras y Belice pensaron que el demonio estaba violando a las mujeres. No había otra explicación.
Las mujeres despertaban con las sábanas cubiertas de sangre y semen, sin recordar nada de la noche anterior. Otras, amanecían a campo abierto, desnudas y brutalmente golpeadas.

En todas estas colonias protestantes anabaptistas siguen los pasos de la fe pacifista de Menno Simons, líder medieval de la iglesia menonita.
Su rígida fe obliga a las mujeres a estudiar hasta su primera menstruación, 12 o 13 años, luego deben abandonar la escuela, que la misma colonia dirige.

A diferencia de los varones, que se les permite aprender el castellano, a las mujeres se las cría en Plattdüütsch, el idioma alemán bajo tal cómo se lo hablaba en la edad media. No se les enseña las partes del cuerpo y tienen prohibido practicar deportes.

Los niños aprenden las cuatro reglas de la aritmética. Nacieron en Bolivia pero no se consideran bolivianos. Son hijos de Dios.

No cantan ni conocen el himno patrio y no utilizan la bandera nacional.

El mundo se reduce a su colonia.

Los inflexibles líderes religiosos, honrando la voluntad de Dios, no les permiten aprender más. Leen fragmentos de la biblia en Plattdüütsch sobre la vida, lo correcto y lo incorrecto, y la senda angosta y difícil para acceder al cielo o la fácil, libertina y amplia que conducen al infierno.

Así viven hoy, así son las cosas para ellos desde hace 500 años.

Los líderes religiosos, todos ancianos, enseñan que los progresos del mundo y la tecnología trajeron la ambición y el pecado.

Las familias no tienen televisor, acceso a internet, celular, ni energía eléctrica. Tienen permiso para alquilar un vehículo y recorrer largas distancias rumbo al banco, el hospital o los mercados de abasto para adquirir lo indispensable, pero no pueden conducirlo ni comprarlo.

Si el mal acecha —predican los ancianos líderes— obedece a Dios, perdona, ama al prójimo, no mientas, practica la caridad y el amor, recibe al miserable, hospeda al extranjero, consuela al afligido, asiste al necesitado, viste al desnudo, alimenta al hambriento, no menosprecies al pobre y no te descuides de tu propia carne.

Las llaves del cielo están en esos principios y hay un Dios que vigila en esta tierra sin mal su estricto cumplimiento.

Ese Dios es también el que elige quién padecerá el mal y el que manda a la iglesia, así lo estableció en las Escrituras, separarse del mundo.
Las cuatro colonias donde se pasea el demonio agresor honran con rigor todos los principios que se les inculcan.

Pero desde 2005, cuando ocurrieron las primeras violaciones, hasta 2023, corría la certeza que el diablo andaba suelto y yacía con sus mujeres y sus niños.

Pero el diablo, en una fresca noche de invierno, con algunas copas de más, tropezó en la oscuridad en una vivienda ajena cuando intentaba con sus compañeros un festín de violaciones.

Los hombres de la casa lo atraparon, lo golpearon y a la mañana siguiente reunieron a los jefes de familia y líderes de la comunidad y lo presentaron para inquirir la verdad hasta descubrirla: el “aprehendido” delató a los violadores, que eran miembros de las mismas comunidades.

Entre Manitoba, Las Piedras y Belice hay una veintena de hombres condenados por la justicia y purgan penas de ocho a 20 años en el penal de Palmasola.

En el caso de El Dorado hay tres aprendidos y las víctimas aumentan en cada noche del demonio.

Mauricio Carrasco/AEP


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