Casi cuatro años después de haber suspendido sus vuelos, Transporte Aéreo Militar, ahora denominado Empresa Pública de Transporte Aéreo Militar, reanudó sus operaciones como una empresa pública con vuelos alquilados en una primera fase, según explicaron sus responsables.
La intención de crear una empresa militar de transporte de pasajeros no es una tarea sencilla, pues tiene muchos obstáculos para operar, existe una prohibición expresa de la Organización de Aviación Civil Internacional, conocida como OACI, que impide que los militares puedan incursionar en el transporte de pasajeros.
También existen las regulaciones internas del país, puesto que, como cualquier empresa, ya sea pública o privada, debe pagar impuestos, lo que eleva el costo de operaciones de las aeronaves. En algún momento de la historia aeronáutica del país, las dos empresas militares bolivianas, Transporte Aéreo Militar y Transportes Aéreos Bolivianos, brindaron sus servicios pero a bajo costo.
Eran las empresas que llegaban adonde las otras aerolíneas no podían llegar y entonces se implementaron los pequeños aviones que llevaban pocos pasajeros a lugares remotos porque para las empresas comerciales es imposible cubrir esas rutas.
La deficiente administración y la costosa subvención de esas aeronaves hicieron insostenible mantener esos vuelos y poco a poco se fueron suspendiendo. Después de 2017 se intentó crear el TAM como empresa pública, pero las exigencias nacionales e internacionales nuevamente truncaron la iniciativa de surcar cielos inaccesibles para otras líneas.
Los expertos en seguridad aérea ya mencionaron que Bolivia tiene un mercado muy pequeño para que se puedan crear otras aerolíneas y por esa razón solamente coexisten Amaszonas y BoA, que cubren las rutas nacionales y algunas internacionales.
Ahora el TAM regresa con su estrategia de llegar a destinos poco rentables para las empresas comerciales, el desafío es hacer sostenible una empresa que logre al menos mantener económicamente las operaciones de la línea aérea.
Beni y sus lejanas poblaciones debieran ser el principal objetivo. Hasta hace unos 10 años, Rurrenabaque era uno de los destinos más cotizados en ese departamento, porque era la puerta de ingreso al Parque Madidi, y el arribo de turistas nacionales e internacionales era una constante de nunca acabar.
Con el fin del arribo de turistas extranjeros cayeron los ingresos de esa población. Hoy se utilizan los aerotaxis para llegar al aeropuerto de Rurrenabaque, pequeños aviones que deben salir de la terminal aérea de Trinidad Jorge Henrich Arauz. El otro camino es el viaje por tierra en una travesía que puede durar hasta 14 horas desde La Paz, algo que pocos turistas quieren recorrer.
O los vuelos al salar de Uyuni, el inmenso yacimiento que es el principal atractivo para el turismo solo tiene vuelo una vez a la semana, lo que dificulta a los turistas internos trasladarse a esa región y deben acudir a la terminal de buses para llegar por tierra.
Esas pueden ser las fortalezas del TAM remozado, con ofertas de viajes a lugares exclusivos y a bajo costo. El tiempo dirá si el nuevo proyecto de la Empresa Pública de Transporte Aéreo Militar fue la más certera.