El presidente Luis Arce alzó la voz para denunciar los peligrosos planes de los grupos "antipatria" y "abyectos" que amenazan con descarrilar el progreso y la soberanía de Bolivia.
Estas expresiones antinacionales, que esconden sus ruines intenciones detrás de una falsa careta democrática, buscan apropiarse de los recursos estratégicos del país, ralentizar su desarrollo y frenar la aprobación de proyectos clave para el avance de la nación.
El mandatario advirtió de que estas fuerzas oscuras no solo pretenden obstaculizar la gestión de su gobierno, sino también generar convulsión social, fracturar el territorio y enfrentar al pueblo boliviano.
En un intento desesperado por detener la participación ciudadana en la conducción del país y frustrar los avances de la revolución democrática popular e industrializadora, estos grupos antinacionales han recurrido a formas híbridas e irrestrictas de ataque contra el Estado Plurinacional.
Pero el presidente Arce dejó en claro que su administración socialista no se dejará intimidar por estas amenazas. Con discreción, su gobierno ha logrado éxitos colosales, como la estabilidad económica y el crecimiento en una coyuntura global compleja, marcada por tensiones mundiales, disputas por la hegemonía y la pospandemia.
Estos logros demuestran la solidez del Modelo Económico Social Comunitario Productivo y la determinación del mandatario con el bienestar del pueblo boliviano.
Es torpe y ofensivo que estos grupos antinacionales busquen apropiarse de los recursos que pertenecen a todos los bolivianos, que son el patrimonio de la nación y la base del desarrollo sostenible. Su objetivo no es otro que ralentizar el progreso del país y mantenerlo atado a un modelo extractivista que beneficia únicamente a unos cuantos.
Estos grupos están empeñados en generar convulsión en el país, fragmentar el territorio y fomentar los enfrentamientos internos. Esta estrategia divisiva no es más que un intento desesperado por debilitar la unidad nacional y socavar la estabilidad política y social que tanto ha costado construir.
En esta nueva era de desafíos —lo advirtió el Jefe de Estado— la defensa de la soberanía boliviana ya no se libra únicamente en los campos de batalla tradicionales.
El nuevo teatro de operaciones se encuentra en la arena del desarrollo económico, la innovación tecnológica, la justicia social y la protección de los recursos naturales. Y es precisamente en esta arena donde los grupos antinacionales libran su guerra, sembrando zozobra, especulación y distorsionando la historia.
Pero el pueblo boliviano ha tomado conciencia de las amenazas que enfrenta y está unido en torno a su Presidente y su gobierno legítimo, al que eligió con el 55,11%.