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Bolivia conjura un nuevo atentado contra la democracia

La unidad y la vocación democrática de la sociedad boliviana conjuraron una vez más un atentado contra la democracia. El derecho del pueblo a elegir a sus autoridades es un imperativo y con ello el proceso electoral continúa a paso firme hacia la segunda vuelta del domingo 19 de octubre, pese a que todavía hay riesgos latentes alentados por legisladores que siguen la línea de Evo Morales y Andrónico Rodríguez, por lo cual se requiere que todos los órganos del Estado reafirmen su compromiso constitucional.

Las señales provenientes del Legislativo provocaron una ola de condena de políticos del oficialismo y la oposición, organizaciones sociales y la sociedad civil, ante la intención —por ahora fallida— de un senador androniquista para que se debata una norma que suspenda a los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y prorrogue el mandato de las autoridades electas, lo que se sumó a la intención del evismo para conformar una comisión legislativa que investigue un supuesto fraude en las elecciones de agosto.

La respuesta del presidente Luis Arce fue contundente, con un llamado a cerrar filas en defensa de la democracia ante una intentona golpista promovida por los intereses de algunos diputados y senadores para el aplazamiento del balotaje electoral y así puedan mantenerse en sus cargos de forma inconstitucional, por lo cual ratificó su convicción democrática y su postura indeclinable de entregar el 8 de noviembre el mando del país a un gobierno elegido con el voto de los bolivianos, como lo recibió él hace cinco años.

En su mensaje, el mandatario pidió también al TSE que convoque inmediatamente a un encuentro de los cuatro órganos del Estado, incluyendo al Ministerio Público, para que se reafirmen los compromisos asumidos anteriormente con la democracia y el proceso electoral que está en curso. La denuncia presidencial tuvo eco en el Órgano Electoral, que coincidió en que actores políticos tienen el propósito de suspender la segunda vuelta electoral, deslegitimar su proceso y dañar la institucionalidad de la democracia.

Es un episodio más de los intereses para conspirar no solo contras las elecciones, sino contra el Gobierno y el orden democrático. Ello explica los bloqueos de carreteras, el anterior boicot a las judiciales, el estrangulamiento al financiamiento externo, el fallido golpe militar y civil de 2024... Ahora usan el falso y desvariado discurso del fraude para plantear procesos judiciales o comisiones legislativas, cuando las elecciones de agosto fueron calificadas de impecables por todas las misiones de observación internacional.

Contra viento y marea, el balotaje en el país y el exterior avanza sin tregua y dio otro paso con la coordinación del Gobierno y el TSE para el Plan Elecciones en Paz, que desplegará 27.202 policías en la jornada de votación. Todo esto bajo el respaldo y la vigilancia de la sociedad boliviana que reivindica su derecho al voto y de vivir en democracia, que rechaza los afanes desestabilizadores del evismo y que apoya una transición de mando democrática, pacífica y ordenada como no pasaba hace 28 años.


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