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Diálogo y hermandad antes que muros o alambrados

El anuncio del gobierno de Argentina de instalar un alambrado de 200 metros en la frontera con Bolivia es una actitud deplorable porque atenta contra los principios de integración, la buena vecindad y la convivencia pacífica entre ambas naciones.

La construcción de un enmallado tiene el triste argumento de evitar el ingreso de cocaína, muerte, violencia y descontrol en la zona; además, que todos los visitantes que cruzan la frontera lo hagan a través del paso internacional habilitado para tal fin. ¿Un enmallado de 200 metros detendrá el tráfico de drogas y la violencia que deriva de ella?

El enmallado desató la preocupación del Gobierno boliviano porque los temas fronterizos deben ser tratados a través de mecanismos de diálogo bilateral, coordinación diplomática y otros para encontrar soluciones a problemas comunes.

El gobierno argentino prevé alambrar 200 metros dentro del ejido municipal de la localidad de Aguas Blancas. El interventor de este municipio, Adrián Zigarán, informó que la obra fue pedida por el Ministerio de Seguridad de la Nación y será financiada por la provincia de Salta en el marco del Plan Güemes de control en la frontera norte.

Por este lugar, y el puente internacional, el otro paso habilitado en Aguas Blancas, pasan miles de personas diariamente, la gran mayoría, argentinos que van a hacer compras en Bolivia. Hasta hace algún tiempo, el panorama era a la inversa porque miles de bolivianos traspasaban la línea fronteriza para proveerse de alimentos y otros.

El Gobierno boliviano solicitó mayor información a sus pares argentinos para emprender las acciones que correspondan porque los problemas fronterizos comunes como la violencia no se pueden resolver con la construcción de muros, sino con el diálogo franco y sincero porque este tema es de corresponsabilidad compartida.

La violencia, el narcotráfico, la inmigración y otros males son parte indisoluble de las fronteras en el mundo, pero los muros y enmallados no solucionan nada el problema. Es una medida inútil e ineficaz porque —por ejemplo— el tráfico de estupefacientes siempre encontrará caminos para traspasar allende las fronteras.

La decisión del gobierno de Javier Milei va a corriente de la construcción de muros en el mundo, como el caso del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que inició su mandato con deportaciones masivas y terminar de construir el muro fronterizo con México, que trajo problemas medioambientales, mayor tragedia y otros.

Europa construyó miles de kilómetros de murallas, equipadas con sistemas de detección, como cámaras, drones, sensores de movimiento y torres de vigilancia, para evitar la llegada de migrantes y refugiados sirios, afganos y africanos.

¿No es mejor que los europeos, que expolian la riqueza del continente africano, inviertan para evitar las olas migratorias?, ¿no es mejor generar fuentes de empleo que levantar muros?

Pero todos los muros caen y al final siempre prevalecen los pueblos.

Por esta razón, el Gobierno boliviano apuesta por el diálogo, la unidad de los pueblos y la integración para que la frontera con Argentina sea segura y que el tránsito de personas y mercaderías esté amparado en las leyes.


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