El Alto cumple 40 años. Son cuatro décadas en las que se convirtió en un bastión de la lucha social y política en defensa de la democracia y los recursos naturales del país, y en un enclave del desarrollo económico por su pujante actividad industrial y comercial. Un 6 de marzo de 1985 se promulgaba la Ley 628 que creó la cuarta sección municipal de la provincia Murillo de La Paz, con El Alto como capital, en una superficie de 387,56 kilómetros cuadrados, en un territorio a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Tres años más tarde, el 26 de septiembre de 1988, la Ley 1014 elevó a rango de ciudad al otrora barrio periférico de la ciudad de La Paz —“dormitorio obrero” de trabajadores de la hoyada— que acogió a migrantes del campo y mineros relocalizados del fatídico Decreto Supremo 21060 de 1985. Así fue creciendo hasta convertirse en la segunda urbe con más peso poblacional de Bolivia: de sus 405.492 habitantes censados en 1992 llegó a 885.035 hasta 2024, desplazando a La Paz y solamente por debajo de Santa Cruz.
El Alto también enarbola una bandera por la férrea defensa de la democracia y la lucha por los recursos naturales. El valor de sus habitantes, en la llamada “guerra del gas” de 2003, permitió que el gas sea recuperado de las manos de las transnacionales, con la salida de Gonzalo Sánchez de Lozada del poder tras más de 60 muertes. Al igual que el 19 de noviembre de 2019, cuando su oposición al recién instalado gobierno de facto de Jeanine Añez provocó la masacre militar de Senkata, que se saldó con 10 fallecidos.
Sin duda, este municipio es una tierra industrial y de emprendedores, con una ubicación estratégica que une a La Paz con el resto del país, Perú, Chile y los puertos del Pacífico. Esto es impulsado por el gobierno de Luis Arce, que con su Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) permitió que, entre 2006 y 2024, la inversión pública en El Alto se haya incrementado 12 veces, a un promedio de $us 129 millones anuales, cuando en la época neoliberal de entre 1998 y 2005 ascendía a $us 10 millones al año.
Y hay más cifras de este apoyo. De 2020 a 2024, la base empresarial alteña se elevó en 19,5%, de 28.513 a 34.087 empresas, un reflejo de la dinamización y la expansión del sector empresarial; los depósitos de los alteños en el sistema financiero subieron de $us 654 millones a $us 896 millones, un alza de 34% en cuatro años. Además, el municipio recibió un fuerte impulso en el acceso a los créditos productivos, que pasaron de $us 735 millones a $us 1.071 millones, con 142.277 iniciativas beneficiadas desde 2020.
El Alto se volvió un referente en la tecnología y en el área de la salud con el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia, y será un puntal de la industrialización para sustituir las importaciones de carburantes con la Planta de Biodiésel II, sin dejar de mencionar la inversión gubernamental en carreteras, hospitales, escuelas, mercados y redes de agua potable y alcantarillado para mejorar la calidad de vida de su población. Así, este municipio camina a paso firme, tal como dice su lema “El Alto de pie, nunca de rodillas”.