La declaración del presidente Luis Arce sobre las elecciones de 2025 merece un análisis profundo que va más allá de la retórica política.
El mandatario, que llegó al poder en 2020 con un contundente 55,11% del voto popular, no solo ganó una elección: recibió un mandato claro para continuar con el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, una construcción teórica y práctica que ha demostrado su efectividad en la estabilización de la economía del país.
Este Modelo, arquitectura intelectual del propio Arce, ha probado ser más que una simple propuesta ideológica. Durante su gestión como Ministro de Economía y ahora como Presidente, ha sido el pilar fundamental de una política económica que ha mantenido la estabilidad macroeconómica en tiempos de turbulencia global.
La fortaleza del modelo se refleja en indicadores concretos: inflación controlada y un crecimiento económico sostenido.
La advertencia del Presidente sobre el retorno de las políticas neoliberales y la posible intervención del Fondo Monetario Internacional, como lo han anunciado potenciales candidatos a las presidenciales del próximo año, no es una simple amenaza retórica.
La historia económica reciente de Bolivia muestra los efectos nefastos de las recetas del FMI: privatizaciones masivas, desempleo creciente y pérdida de soberanía económica.
El contraste con la gestión actual es evidente: empresas públicas funcionando eficientemente, exploración de nuevas reservas de hidrocarburos y un proceso de industrialización en marcha.
El llamado a la unidad del MAS-IPSP, ahora bajo el liderazgo de Grover García y con el respaldo del Tribunal Supremo Electoral, representa más que una estrategia política. Es un reconocimiento de que la continuidad del Modelo Económico requiere un instrumento político cohesionado y enfocado en el desarrollo nacional.
La ruptura con sectores de la "nueva derecha" subraya la importancia de mantener la coherencia entre el Modelo Económico y la gestión política.
La invitación al diálogo "con todos y todas", incluyendo a quienes han dejado el Instrumento Político, demuestra madurez y reconocimiento de que la estabilidad requiere consensos económicos amplios. Sin embargo, esta apertura no significa un abandono de los principios fundamentales que han guiado la gestión económica exitosa del país.
Frente a las propuestas de la oposición de reducir la presencia estatal en la economía y regresar a viejas recetas neoliberales, el MAS se presenta como la única alternativa viable para mantener y profundizar un modelo que ha demostrado su eficacia.
La estabilidad económica actual no es producto del azar, sino de una gestión técnica rigurosa que ha sabido combinar la presencia estatal estratégica con el dinamismo del sector privado.
Las elecciones de 2025 no solo representarán una pugna entre izquierda y derecha, sino una decisión crucial sobre el futuro económico de Bolivia.
La continuidad del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, bajo el liderazgo del MAS-IPSP, es la única garantía real de mantener la estabilidad que el país ha alcanzado.
La Paz/AEP