El Gobierno nacional firmó un acuerdo con la Confederación de Panificadores de Bolivia para seguir manteniendo el precio del pan de batalla, después de intensas negociaciones que estuvieron a punto de naufragar por la intransigencia del sector que pretendía elevar el precio hasta en un 100 por ciento.
La firma del acuerdo demuestra que una de las prioridades gubernamentales es que no falte este alimento en la mesa de los bolivianos a un precio accesible. Todos los sectores sociales, especialmente los más vulnerables de la sociedad, consumen el pan en el desayuno, al mediodía y en la tarde, por lo que no puede ser susceptible de un ajuste.
En las negociaciones, el Gobierno nacional se comprometió a dotarles de insumos como harina, azúcar, manteca y levadura, de forma subvencionada, para mantener el precio del pan de batalla a Bs 0,50 durante este año.
Los panificadores recibirán en esta gestión harina a un precio preferencial, un total de 2,5 millones de bolsas de 50 kilos, por encima de los 2,4 millones que se les entregó en 2024 a Bs 133. A esto se suma la entrega a los panificadores de 126.000 quintales de azúcar; 144.000 cajas de manteca de 16 kilos y 48.000 cajas de levadura.
Luego de llegar al acuerdo, los panificadores levantaron el paro de 72 horas que inició el martes y garantizaron a las familias bolivianas la elaboración del pan de batalla. Su intención era incrementar el precio del pan con subvención a Bs 0,70 y sin el apoyo estatal a Bs 1, lo que ahora queda descartado.
¿Y otros alimentos? Asimismo, como parte de las preocupaciones del Gobierno en el pueblo, se aprobó un decreto supremo que autoriza a la estatal Emapa la subvención a la producción y comercialización de maíz, arroz, trigo, harina de trigo, azúcar, manteca y levadura para garantizar la seguridad alimentaria en el país.
El objetivo es apoyar a los sectores de toda la cadena productiva de alimentos y coadyuvar en la estabilización de sus precios en el mercado interno.
Volviendo al pan, es un producto imprescindible en la dieta de los bolivianos, por lo que su regulación no puede estar en políticas neoliberales que dejan al libre mercado, que conducen al enriquecimiento de unos pocos gracias al empobrecimiento de las mayorías. Por esta razón es importante la intervención del Estado y la mano del Gobierno para regular y poner coto a los abusos de ciertos sectores que solo piensan en sus bolsillos.
El Gobierno nacional trabaja de forma incansable para que todos los bolivianos accedan a vivienda, salud, educación y una adecuada alimentación, además de que está empeñado en la construcción de un país con justicia social y en la industrialización de los recursos naturales con sustitución de importaciones.
Es encomiable, satisfactorio y digno de aplauso el trabajo de las autoridades del Gobierno nacional por mantener el precio del pan de batalla y con un peso mínimo de 70 gramos, aunque aquí también juegan otros actores como la Alcaldía, que deben controlar el peso y calidad. El Gobierno ya cumplió con su parte.