En un contexto económico global marcado por la incertidumbre y los desafíos, el acuerdo alcanzado entre el gobierno del presidente Luis Arce y la Central Obrera Boliviana (COB) para el incremento salarial de este año se destaca como un ejemplo de diálogo maduro, sensatez y compromiso con el bienestar de los trabajadores y la estabilidad económica del país.
El aumento del 5,85% al salario mínimo nacional, que lo eleva a 2.500 bolivianos, y del 3% al haber básico, si bien puede no satisfacer plenamente las expectativas iniciales de los trabajadores, representa un esfuerzo equilibrado por mejorar el poder adquisitivo de los bolivianos sin comprometer los delicados equilibrios macroeconómicos que han permitido a Bolivia mantener un crecimiento sostenido en medio de un entorno global adverso.
Lejos de las posturas maximalistas o los enfrentamientos estériles, tanto el Gobierno como la dirigencia de la COB demostraron una loable madurez al anteponer el bien común por encima de intereses particulares.
El presidente Arce supo interpretar las legítimas demandas de los trabajadores, pero también tuvo la lucidez de comprender que un incremento salarial desmedido podría poner en riesgo la estabilidad económica, la generación de empleo y las finanzas públicas, pilares fundamentales para el desarrollo del país.
La COB, encabezada por Juan Carlos Huarachi, dio muestras de responsabilidad al aceptar un acuerdo que, si bien no alcanzó sus expectativas iniciales, representa un avance significativo en el poder adquisitivo de los trabajadores y sienta las bases para futuras negociaciones en un contexto económico más favorable.
Este acuerdo no solo beneficia a los trabajadores asalariados, sino que también envía un mensaje de confianza a los inversionistas y al sector empresarial. Al demostrar que el Gobierno es capaz de mantener un delicado equilibrio entre las demandas sociales y la estabilidad macroeconómica, se refuerza la imagen de Bolivia como un país atractivo para la inversión y el desarrollo de nuevos proyectos productivos.
El incremento salarial no es un gesto aislado, sino que se enmarca dentro de una política económica coherente y responsable impulsada por el gobierno del presidente Arce.
La apuesta por la industrialización, la diversificación de la matriz productiva y la atracción de inversiones estratégicas en sectores clave como la minería son parte de una visión de largo plazo para generar más y mejores empleos, y así aplicar incrementos salariales sostenibles en el futuro.
En definitiva, el acuerdo salarial alcanzado entre el Gobierno y la COB es un ejemplo a seguir de cómo el diálogo, la sensatez y la visión de conjunto pueden conducir a soluciones equilibradas que beneficien a los trabajadores sin comprometer la estabilidad económica del país.
Es una muestra de que, cuando hay voluntad política y madurez en las partes involucradas, es posible conciliar las legítimas demandas sociales con la responsabilidad fiscal y el crecimiento económico sostenido.
