El intercambio de mensajes entre el presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales sobre el golpe militar del 26 de junio revela una preocupante fractura en la política boliviana que va más allá de las diferencias partidistas.
Nos enfrentamos a un momento crucial en el que la verdad histórica y la estabilidad democrática están en juego.
La contundente respuesta de Arce, "No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido", no es una simple exhortación política a Evo, sino un llamado urgente a la responsabilidad histórica.
El golpe de Estado fallido, liderado por el general Juan José Zúñiga, no es una ficción política ni una estratagema gubernamental, como sugieren algunas voces opositoras. Es un hecho documentado, con evidencias concretas y consecuencias legales en curso.
La preparación minuciosa del golpe, que incluía entrenamiento militar especializado y planes detallados para la toma del poder, demuestra la seriedad de la amenaza enfrentada por la democracia boliviana. Negar estos hechos o minimizar su importancia no solo es irresponsable, sino peligroso para la estabilidad del país.
Es particularmente desconcertante que figuras como Morales, que en el pasado fue víctima de desestabilización, ahora cuestionen la veracidad de estos eventos. Esta actitud no solo socava la credibilidad de las instituciones democráticas, sino que también proporciona cobertura ideológica a quienes buscan subvertir el orden constitucional.
El llamado de Arce a no equivocarse "una vez más" subraya la necesidad de aprender de la historia reciente de Bolivia. El país no puede permitirse el lujo de la amnesia política o del oportunismo que ignora las amenazas reales a la democracia por ganancias políticas a corto plazo.
Es importante que todos los actores políticos, independientemente de su afiliación, reconozcan la gravedad de lo ocurrido el 26 de junio. La negación o minimización de estos hechos no solo desacreditan a quienes la promueven, sino que también debilita los cimientos mismos de la democracia que todos dicen defender.
En estos momentos críticos, Bolivia necesita unidad y claridad. El proceso judicial en curso contra los involucrados en el golpe fallido debe seguir su curso sin interferencias políticas, y todos los sectores deben reafirmar su compromiso con los principios democráticos y el Estado de derecho.
La advertencia del presidente Arce sobre ponerse "del lado del fascismo" no es una hipérbole retórica, sino un recordatorio sobrio de los peligros que acechan cuando se permite que la verdad sea la primera víctima de la conveniencia política.