Es lamentable y preocupante que el expresidente Evo Morales, una figura que alguna vez representó esperanza y cambio, se vea ahora envuelto en una controversia que levanta serias dudas sobre su integridad y la de su administración.
La reciente declaración de Morales acerca de tener contacto con familiares y asesores del excoronel Maximiliano Dávila, detenido por cargos de legitimación de ganancias ilícitas en Bolivia y narcotráfico en Estados Unidos, no hace más que alimentar las sospechas sobre los posibles vínculos entre su gobierno y el crimen organizado.
Dávila, exjefe antidroga durante el mandato de Morales, enfrenta acusaciones graves tanto en Bolivia como en Estados Unidos. La justicia estadounidense lo señala como un narcotraficante de alto perfil, al punto de ofrecer una recompensa de 5 millones de dólares por su captura, cifra comparable a la ofrecida por capos de la talla del 'Chapo' Guzmán.
La pregunta que surge inevitablemente es: ¿qué teme Evo Morales de la posible extradición de Maximiano Dávila a Estados Unidos? Si, como asegura, su gobierno fue intachable en la lucha contra el narcotráfico, ¿por qué se opone tan vehementemente a que su entonces jefe antidroga enfrente la justicia norteamericana?
Las acusaciones contra Dávila son extremadamente graves. Se le atribuye haber facilitado el ingreso de más de 100 toneladas de droga a territorio estadounidense, aprovechando su posición como director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN). Este no es un caso menor de corrupción, sino una operación de gran envergadura que habría requerido protección desde los más altos niveles del gobierno.
Es hora de que Evo Morales dé explicaciones claras al pueblo boliviano. Su defensa a Dávila y su oposición a la extradición levantan más interrogantes que respuestas. Bolivia merece saber la verdad sobre lo que ocurrió durante esos 14 años de gobierno del MAS en relación con el narcotráfico.
El país no puede permitir que su imagen internacional se vea manchada por acusaciones de complicidad con el narcotráfico. Es importante que se esclarezcan estos hechos, se deslinden responsabilidades y se demuestre un verdadero compromiso con la lucha contra el crimen organizado.
La justicia debe seguir su curso, tanto en Bolivia como en Estados Unidos. Solo así podremos cerrar este oscuro capítulo.
La Paz/AEP