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La traición de Andrónico Rodríguez

La reelección de Andrónico Rodríguez como presidente del Senado ha dejado al descubierto una amarga verdad: la traición a los principios y al pueblo boliviano. Rodríguez, cuyo ascenso político una vez generó esperanza y promesas de renovación, ha sucumbido a una oscura sombra de pragmatismo político que ha empañado su legado y deshonrado la memoria de aquellos que perdieron la vida durante los trágicos sucesos de 2019.

Resulta alarmante observar cómo este joven político, una vez estudiante en la Cuba socialista y revolucionaria, ha optado por transar con los arquitectos del golpe de Estado de 2019. Su decisión de pactar con figuras responsables de la masacre de civiles desarmados ha manchado para siempre su nombre y ahora su endeble carrera política.

La coalición forjada con la expresa autorización de Evo Morales entre Rodríguez y sectores de la oposición, vinculados a Carlos Mesa y Fernando Camacho, ha desatado una ola de críticas y cuestionamientos sobre su integridad y compromiso con los principios democráticos y los valores humanos más fundamentales.

El intento de obviar los trágicos eventos de 2019 solo confirma la pérdida de brújula moral de Andrónico Rodríguez en la búsqueda de poder político.

No se puede transar ni negociar con el dolor y el sufrimiento del pueblo boliviano, pero Andrónico lo hizo por un pueril cargo.

Su decisión de apartarse de los valores fundamentales del Movimiento Al Socialismo y de los principios que una vez defendió es inaceptable.

Sus acciones han provocado una decepción profunda en aquellos que depositaron su confianza en él.

La historia no olvida ni perdona a aquellos que se inclinan hacia la conveniencia política en lugar de defender la justicia y la integridad. La política no debe ser una búsqueda ciega de poder, sino un compromiso con los valores y la defensa de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos.

Al joven Andrónico Rodríguez el cargo de presidente del Senado le durará un año, con suerte dos, pero arrastrará por toda su vida la vergüenza de haber transado con los arquitectos del golpe de Estado de 2019 y responsables de ahogar en sangre a civiles desarmados.

A Andrónico Rodríguez, como a su padrino político, la sed de un poder político efímero le desborda.

Hoy, el presidente del Senado no tiene moral ni autoridad, desde que pactó con los masacradores del pueblo boliviano, para hablar de las viudas, de los huérfanos, de las familias quebradas que perdieron a uno de sus seres amados en aquel negro noviembre de 2019.


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