En medio de un panorama económico sombrío en América del Sur, caracterizado por una serie de desafíos geopolíticos y un clima de volatilidad, un país ha logrado mantener un impresionante ritmo de crecimiento: Bolivia. El país se ha posicionado como un faro de esperanza en una región afectada por la recesión, destacándose como la tercera nación de mayor crecimiento financiero en el segundo trimestre de 2023, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
Mientras naciones como Perú, Uruguay, Chile y Argentina enfrentan contracciones económicas preocupantes, con tasas que oscilan entre el -0,45% y el -1,90%, Bolivia ha logrado mantener un sólido crecimiento del 2,21%.
Este logro no es una casualidad, sino el resultado de un enfoque estratégico en el impulso de la demanda interna, alimentado por el aumento del consumo de las familias y la promoción de la formación de capital.
El desempeño económico continuo de Bolivia es una manifestación clara de su resistencia y resiliencia en un entorno regional desafiante. Este éxito no solo refleja una gestión económica efectiva, sino también la capacidad del país para adaptarse y prosperar en un entorno global incierto.
Mientras las proyecciones de crecimiento para América del Sur han experimentado reducciones constantes, con una revisión a la baja del Banco Mundial desde un inicial 2,7% a un modesto 1,3% en octubre, Bolivia ha continuado con su trayectoria ascendente, demostrando su capacidad de resistencia en un entorno económico en constante cambio.
Este hito económico coincide con los tres años de gestión del presidente socialista Luis Arce y arquitecto del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que se sustenta, entre otros ejes, en una fuerte inversión pública, redistribución de la riqueza e industrialización.
Los logros de Bolivia en la región subrayan la importancia de estrategias económicas sólidas y medidas efectivas para estimular el crecimiento interno en momentos de incertidumbre global.
Con su enfoque proactivo y su continuo impulso hacia el desarrollo sostenible, Bolivia se ha posicionado como un ejemplo notable de resiliencia económica en América del Sur.