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Las soluciones estructurales al tema de los carburantes están en marcha

El Gobierno nacional deja un país encaminado y con soluciones estructurales al tema de los combustibles, cuyo problema tiene dos vertientes: El boicot de la Asamblea Legislativa que generó una iliquidez de dólares para la compra y el descuido de la nacionalización de los hidrocarburos del entonces gobierno de Evo Morales, que no invirtió en exploración.

En 2014, el país produjo 18,6 millones de barriles de petróleo al año, pero bajó a 8,6 millones de barriles en 2023, que en términos porcentuales representa una caída del 54% en la producción; y en 2014, el país produjo 21.766 millones de metros cúbicos de gas natural, mientras que en 2023 la producción fue de 13.122 millones de metros cúbicos, lo que muestra es que hubo una disminución del 40% en la producción de gas natural en diez años.

En cuanto a las exportaciones, en 2013 Bolivia exportaba 16.953 millones de metros cúbicos de gas natural, generando ingresos de $us 6.113 millones. Para 2023, la exportación se redujo a 8.062 millones de metros cúbicos, con ingresos de $us 2.050 millones. Este descuido en la nacionalización de los hidrocarburos y la falta de inversión en proyectos de exploración fueron las principales causas de la escasez de dólares en la economía boliviana.

Asimismo, los legisladores del “evismo” y la oposición bloquearon desde 2023 la aprobación de créditos que hasta el momento suman más de $us 1.700 millones, lo que impide el ingreso de estos recursos y divisas para una mayor importación de carburantes.

Ante este problema, el Gobierno nacional diseñó dos medidas estructurales: exploración e industrialización de biocombustibles con resultados importantes, entre ellos el descubrimiento del megacampo Mayaya X1 en el norte de La Paz, que empezará a producir entre 2026 y 2027, generando hidrocarburos e ingreso de divisas.

Las reservas son suficientes para 20 años y abastecerán para el consumo interno y la exportación. El campo tiene un potencial probado de 1,7 trillones de pies cúbicos, pero se calcula, con alto nivel de certidumbre, que, con los yacimientos aledaños, se llegue a 6 TCF. Para comprender la magnitud de este reservorio, basta un dato comparativo: Entre 1998 y 2024, Bolivia exportó un equivalente a 6 TCF.

En el tema de la industrialización de los biocombustibles ya se puso en marcha la Planta de Biodiésel I en Santa Cruz y pronto se inaugurará la Planta de Biodiésel II en El Alto, con lo que se apuesta decididamente por la producción de combustibles para reducir la importación.

Como parte del plan de búsqueda de nuevos campos, la estatal YPFB y las empresas operadoras programaron para la presente gestión un presupuesto de $us 703,7 millones.

El descubrimiento de Mayaya, las plantas de biocombustibles y las inversiones millonarias en el sector muestran la voluntad política del Gobierno de garantizar la seguridad energética de los bolivianos y, a la vez, devolver al rubro de los hidrocarburos al sitial cumbre en la generación de ingresos para beneficio del Tesoro General del Estado, las regiones y universidades.


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