En la incansable batalla contra el narcotráfico, el Gobierno boliviano ha demostrado un compromiso inquebrantable con la objetividad y la acción concreta.
En contraste con la construcción de relatos especulativos, el presidente Luis Arce ha informado a la Asamblea Legislativa los logros en la lucha antidroga con datos sólidos y resultados tangibles.
Desde el inicio de su gestión en 2020, Bolivia ha llevado a cabo más de 26.600 operativos de interdicción, dando como resultado la incautación de más de 59,7 toneladas de cocaína, la destrucción de 91 laboratorios de cristalización y 2.154 fábricas, así como la aprehensión de 9.325 personas vinculadas al narcotráfico.
La desarticulación de numerosas organizaciones criminales, con la extradición de sus líderes, ha contribuido a desmantelar redes poderosas, conocidas mediáticamente como "peces gordos".
Reconociendo la naturaleza transnacional del delito, Arce, en su discurso en las Naciones Unidas en septiembre de 2022, abogó por la regionalización en la lucha contra el narcotráfico.
Este llamado culminó en la propuesta y posterior creación de la Alianza Latinoamericana Antinarcóticos (ALA) durante la Conferencia Latinoamericana sobre Drogas, en Colombia. Además Bolivia asumió la presidencia de la Reunión de Jefes de Organismos Encargados de Combatir el Tráfico Ilícito de Drogas en América Latina y el Caribe (Honlea) hasta octubre de 2024.
La visión proactiva del Gobierno también se refleja en el proyecto de Ley de Acciones de Fortalecimiento y Disruptivas contra el Narcotráfico, así como en la modificación propuesta en la Lista V de la Ley 913, ambos destinados a fortalecer aún más la lucha contra este flagelo.
Lo más notable es que la estrategia boliviana ha logrado sus objetivos sin sacrificar la integridad humana.
Este enfoque ejemplar destaca la efectividad de medidas bien planificadas y ejecutadas, sin comprometer los principios fundamentales de respeto a los derechos humanos.
El llamado del presidente Arce a la colaboración interinstitucional resuena particularmente fuerte, instando a la Policía y las Fuerzas Armadas a intensificar sus labores de inteligencia y operativos. Al mismo tiempo, el compromiso de depurar las fuerzas de seguridad de elementos corruptos demuestra la determinación del Gobierno en la moralización interna.
Bolivia se erige como un ejemplo de éxito en la lucha contra el narcotráfico, demostrando que la efectividad no está reñida con la ética y la protección de los derechos fundamentales. El país, bajo la administración socialista de Luis Arce, ha trazado un camino hacia un futuro más seguro y libre de narcotráfico.
