El horizonte está claro, y es trabajar por el bienestar del pueblo boliviano. Todas las autoridades subnacionales, alcaldes y gobernadores del país son bienvenidos a sumarse al tren del desarrollo, a despojarse de apetitos personales y a unirse por un bien común.
En reiteradas oportunidades, el presidente Luis Arce se comprometió a no abandonar al pueblo que le depositó su confianza en 2020, pese al boicot y las trabas que van poniendo los sectores de oposición, que tienen como finalidad acortar su mandato. Hoy, esas palabras se cumplen, y ello se refleja en las maratónicas jornadas que desarrolla el mandatario para entregar múltiples obras que transforman la vida y cambian la realidad de cientos de familias, principalmente aquellas de sectores históricamente oprimidos y marginados.
Prueba de ello es la colosal dotación de obras que hizo el Gobierno en Chuquisaca hasta ahora, como parte de las celebraciones por la efeméride del departamento, en conmemoración del grito libertario del 25 de mayo de 1809, el primero de América. Por ejemplo, solo entre el miércoles y el viernes, Yotala, Monteagudo, Tarvita, Azurduy, Muyupampa, Poroma, Presto y la capital, Sucre, recibieron 57 proyectos concluidos, equivalentes a 630 millones de bolivianos, una cifra extraordinaria que posibilitará cambios estructurales en los habitantes de estas regiones. Pero eso no acaba ahí. El maratónico recorrido por otros municipios y comunidades continúa, porque hay muchos más regalos para la población.
Los bloqueos, el boicot, las trabas y la sarta de falsedades que trata de posicionar la derecha en la mente de la población no logran frenar el ímpetu de Luis Arce, quien aseguró que continuará firme en su afán de hacer gestión y desarrollar políticas para garantizar la estabilidad económica del país, porque si hay algo que lo motiva a seguir es apreciar la sonrisa en cientos de niños, niñas, mujeres y ancianos que ven los recursos del Estado traducidos en obras.
El horizonte está claro, y es trabajar por el bienestar del pueblo boliviano. Todas las autoridades subnacionales, alcaldes y gobernadores del país son bienvenidos a sumarse al tren del desarrollo, a despojarse de apetitos personales y a unirse por un bien común, que es una Bolivia próspera, industrializada, con una economía de base ancha que no dependa de las importaciones: la Bolivia del Bicentenario.