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Mercosur democrático frente al golpe

La reciente 64ª Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur en Asunción no solo marcó el debut de Bolivia como miembro pleno del bloque, sino que también se convirtió en un escenario de reafirmación democrática para la región.

El presidente Luis Arce, en su primera salida internacional después de la fallida sublevación militar del 26 de junio, encontró en sus pares regionales un respaldo fundamental para la estabilidad institucional de su país.

La advertencia de Arce sobre la persistente amenaza a su mandato constitucional señala la fragilidad de la democracia en Bolivia y, por extensión, en América Latina.

Su agradecimiento a "la mayor parte de los países de la región" por su solidaridad frente al golpe de Estado fallido, liderado por el general Juan José Zúñiga, pone de manifiesto el papel crucial que juegan los bloques regionales en la preservación del orden democrático.

Es particularmente significativo que este apoyo haya surgido del Mercosur, un bloque económico que demuestra así su compromiso con valores que trascienden lo meramente comercial.

La condena casi unánime del intento golpista por parte de los miembros del Mercosur envía un mensaje claro: la integración regional no se limita a acuerdos económicos, sino que se fundamenta en principios democráticos compartidos.

Sin embargo, la ausencia del presidente argentino, Javier Milei, en la cumbre y su postura divergente respecto al suceso boliviano revelan las tensiones ideológicas que aún persisten en la región.

Milei, al desmarcarse de la condena global al golpe fallido, no solo se aísla diplomáticamente, sino que también debilita la posición del Mercosur como bloque unido frente a amenazas antidemocráticas.

La aseveración de Arce en la que lamenta las "declaraciones infundadas y poco serias" del mandatario argentino sobre un supuesto autogolpe pone de relieve la importancia de la información precisa y la responsabilidad de los líderes regionales en momentos de crisis.

La complejidad del plan golpista descrito, que involucraba a militares activos y retirados, así como a civiles, subraya la seriedad de la amenaza enfrentada por el Gobierno boliviano.

El Mercosur, al condenar el golpe fallido en Bolivia, no solo defiende a un Estado miembro, sino que también reafirma su compromiso con los principios democráticos que son fundamentales para la estabilidad y prosperidad de toda la región.

La reciente cumbre del Mercosur ha demostrado que, a pesar de las diferencias ideológicas y las ausencias notables, el bloque mantiene su papel como garante de la democracia en Sudamérica.


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