La decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de invitar a organismos internacionales y países vecinos para encargarse de una revisión técnica del padrón electoral biométrico es un paso significativo hacia la consolidación de la democracia en el país.
Esta iniciativa, que se produce de cara a las elecciones judiciales del 1 de diciembre, no solo refuerza la confiabilidad del sistema electoral, sino que también establece un precedente de transparencia.
El padrón electoral biométrico de Bolivia, implementado desde 2009, ya ha demostrado su solidez y precisión en múltiples ocasiones.
Con el 97% de la población en edad de votar inscrita, y luego de haber superado una rigurosa auditoría de la OEA en 2017, este sistema es un pilar de integridad electoral.
La decisión de invitar a organismos como la OEA y la Unión Europea, así como a países como Colombia y Ecuador, para una nueva revisión, demuestra el compromiso de Bolivia con la transparencia electoral.
Esta apertura al escrutinio internacional es particularmente encomiable en un momento en que varios países de la región enfrentan desafíos en términos de confianza en sus procesos electorales.
La construcción de un nuevo padrón electoral costaría alrededor de 70 millones de dólares, una inversión significativa que, gracias a la robustez del sistema actual, Bolivia no necesita realizar.
Esto es una muestra de la eficacia y la longevidad del sistema biométrico implementado hace más de una década.
La invitación extendida a universidades públicas y privadas del país para participar en la verificación del sistema es otro aspecto loable de esta iniciativa.
Esta inclusión de actores nacionales en el proceso no solo aumenta la transparencia, sino que también fomenta la participación ciudadana y el compromiso con el proceso democrático.
De cara a las elecciones judiciales del 1 de diciembre y las elecciones generales de 2025, esta revisión exhaustiva del padrón electoral enviará un mensaje claro: el TSE está comprometido con elecciones libres, justas y transparentes.
La confianza en el proceso electoral es la piedra angular de cualquier democracia sólida, y el país está demostrando su determinación en fortalecer este fundamento.
La disposición del TSE para someter el padrón electoral biométrico a un nuevo escrutinio internacional es un acto de madurez democrática que merece ser valorado en su verdadera dimensión.