El pueblo tsimane controla un pedazo de tierra entre los municipios de San Borja, Santa Ana de Yacuma y San Ignacio, en el departamento amazónico de Beni.
El gobierno de Luis Arce, a través del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), aprobó una resolución de dotación de tierras para el Gran Consejo Tsimane de 29.577 hectáreas luego de haber acreditado la legalidad de su posesión.
En la zona habitan 200 familias de ese milenario pueblo que mantiene inalterable antiguas formas de vida como la caza, la pesca, el trueque y el cultivo del chaco en comunidad, en la que producen, apenas para sobrevivir, arroz, maní, maíz, yuca y plátano.
Las viviendas en las aldeas tsimane son construidas con techo de hojas de jatata y paredes con troncos de tajibo y achachairú.
Se trata de remotas y pequeñas comunidades dispersas en las impenetrables selvas de esos municipios y en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure.
Desde hace más de dos décadas, la comunidad tsimane tramitó la tierra que finalmente la administración del presidente Luis Arce le entregó como justo reconociendo a sus legítimos propietarios.
La lucha por la tierra ha sido parte de este pueblo amazónico desde que su historia oral tiene memoria.
La comunidad tsimane temió, en algún momento, que la falta de reconocimiento del territorio que habita no le permita continuar desarrollando sus actividades en el marco de su propia cosmovisión.
La administración gubernamental de Arce ha llegado a ese pueblo indígena amazónico con servicios de salud, educación, la entrega de bonos sociales, el Subsidio Universal Prenatal, telecomunicación, carnetización e insumos para que generen sus propios recursos y les permitan sobrevivir, mejorar sus condiciones de vida y evitar la migración de sus miembros, que amenazaba con su desaparición.
La titulación consolidada de su territorio —con documentos entregados conforme a especificaciones geográficas, colindancias y antecedentes técnicos— significa ahora la garantía para su propia supervivencia.
Los líderes de la comunidad afirman con orgullo que la mortalidad infantil y el analfabetismo disminuyeron, que cuentan con su tercera generación de bachilleres, que pronto egresarán profesionales en Contabilidad y Administración y que nadie revertirá la lucha y el triunfo de los pueblos indígenas en la construcción y consolidación del Estado Plurinacional de Bolivia.