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Reivindicación de la hoja de coca

La reciente decisión de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de modificar la denominación de la hoja de coca en su Lista Amarilla marca un paso significativo en la larga lucha de Bolivia por el reconocimiento internacional de este recurso natural ancestral.

Este cambio, que separa claramente la hoja de coca de la pasta base de cocaína, no es solo una victoria simbólica, sino también un paso histórico hacia la despenalización y el reconocimiento global de sus usos tradicionales y medicinales.

Durante décadas, la hoja de coca ha sido injustamente estigmatizada y confundida con sus derivados ilícitos. Esta percepción errónea ha ignorado siglos de historia y tradición en los que la coca ha sido parte integral de la cultura andina.

La decisión de la JIFE de distinguir entre "hoja de coca igual a hoja de coca" y "pasta base igual a cocaína" es un reconocimiento tácito de esta realidad compleja y multifacética.

Bolivia, en su Constitución Política, ya reconoce los usos medicinales y tradicionales de la hoja de coca.

Este reconocimiento no es un capricho político, sino el reflejo de una realidad cotidiana para millones de bolivianos que utilizan la coca en su estado natural para aliviar dolencias, como parte de rituales ancestrales o simplemente como una bebida en forma de infusión.

El anuncio de la JIFE llega en un momento oportuno, ya que coincide con los preparativos para el Examen Crítico de la Hoja de Coca por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este examen, que comenzará con una reunión histórica en Ginebra el 14 de octubre, representa una oportunidad sin precedentes para que la comunidad internacional reevalúe su posición sobre la hoja de coca con base en evidencia científica y consideraciones culturales.

Es vital el esfuerzo conjunto de Bolivia y Colombia en impulsar esta revisión. Ambos países, conocedores de primera mano de la complejidad del tema, están liderando un cambio de paradigma en la percepción global de la hoja de coca.

Este enfoque colaborativo demuestra que es posible abordar temas controvertidos de manera constructiva en el ámbito internacional.

La decisión de la JIFE y el próximo examen de la OMS son pasos prometedores, pero el camino hacia la plena despenalización y reconocimiento internacional de la hoja de coca aún es largo. Es fundamental que la comunidad internacional mantenga una mente abierta y esté dispuesta a reconsiderar políticas obsoletas basadas en prejuicios y desinformación.

Bolivia puede mostrar al mundo que es posible separar el uso tradicional y medicinal de la hoja de coca de su abuso y procesamiento ilícito.

La decisión de la JIFE merece ser celebrada como un avance significativo. Representa un reconocimiento implícito de la complejidad cultural e histórica de la hoja de coca.

A medida que avanzamos hacia el examen crítico de la OMS, la comunidad internacional debe mantener este impulso, basando sus decisiones en evidencia científica y respeto por las tradiciones milenarias. Solo así podremos esperar una política global más justa y efectiva en relación con la hoja de coca.


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