El gobierno del presidente Luis Arce ha dejado en claro la madurez institucional con la que desarrolla sus acciones y al mismo tiempo la determinación frente a la cruzada personal disfrazada de preocupación nacional de Evo Morales. La extensa y detallada respuesta del Gobierno al pliego petitorio de Morales no solo demuestra una disposición al diálogo, sino que también expone con claridad la verdadera naturaleza de las demandas y acciones propuestas por el exmandatario.
Es encomiable que, a pesar de la evidente intención de Morales de llevar adelante protestas y bloqueos, el Gobierno haya optado por responder punto por punto a sus peticiones, desmontando así la retórica y revelando las inconsistencias en las demandas presentadas.
La franqueza con la que el Gobierno señala que las acciones del dirigente cocalero no buscan defender "la vida, la democracia, la economía ni la Revolución Democrática y Cultural", sino imponer su candidatura a toda costa, nos recuerda los peligros que enfrenta la democracia boliviana.
Es preocupante la observación de que a Morales "no le interesan enfrentamientos e incluso pérdida de vidas" en su búsqueda por acortar el mandato constitucional del presidente Arce.
El Gobierno acierta al exponer la contradicción fundamental en la postura de Morales: por un lado, presenta demandas supuestamente en beneficio del pueblo, mientras que por otro, sus acciones y las de su bancada en la Asamblea Legislativa obstaculizan sistemáticamente iniciativas económicas para el bienestar de los bolivianos.
Es importante que, en medio de esta tensión política, el gobierno de Arce mantenga su enfoque en la gestión y el desarrollo del país. La respuesta detallada a cada punto del pliego petitorio demuestra transparencia y compromiso con el país.
El llamado a Morales para que recapacite y no bloquee el país ni cause dolor a las familias bolivianas es una convocatoria oportuna de la responsabilidad que conlleva el liderazgo político.
La respuesta del gobierno de Arce frente a las demandas de Morales demuestra madurez, transparencia y firmeza política.
Mientras el dirigente cocalero parece dispuesto a sacrificar la estabilidad del país en el altar de sus ambiciones personales, el Jefe de Estado demuestra su compromiso con la institucionalidad y el bienestar del país.
Es hora de que Morales reflexione sobre el impacto de sus acciones en la vida de los ciudadanos comunes.